Por Carlos Luján Andrade
Paul Ricoeur, el filósofo y antropólogo francés plantea en este artículo el problema al interpretar textos ajenos, especificando el autor en su hipótesis que surgen inconvenientes específicos por el hecho mismo de ser textos y no lenguaje hablado. Dichos problemas consideran que el objeto de las ciencias humanas revela algunos de los rasgos constitutivos de un texto como texto y que desarrolla su metodología de la misma manera que los procedimientos de la interpretación de los mismos.
Es así que se plantea dos preguntas: si la noción de texto es un buen paradigma para ser objeto de las ciencias sociales y en qué medida usamos la interpretación del texto para la interpretación en el campo de las ciencias humanas.
I. El Paradigma del Texto:
Plantea que el discurso puede ser hablado como escrito y que puede ser acontecimiento en forma de lenguaje o uso lingüístico.
La lingüística tiene reglas que no son las de la lingüística del lenguaje.
Según el lingüista francés Emile Benvéniste, afirma que ambas lingüísticas no están construidas sobre las mismas unidades, debido a que el signo es la unidad básica del lenguaje y la oración es la unidad básica del discurso, por lo tanto la lingüística de la oración es la que sostiene el habla como un acontecimiento.
Nos da cuatro rasgos:
q El discurso se realiza temporalmente, mientras que el sistema del lenguaje es virtual y se halla fuera del tiempo.
q El lenguaje carece de sujeto, el discurso se retrotrae a quien lo pronuncia por medio de un complejo haz de indicadores.
q El lenguaje carece de un mundo; de temporalidad y subjetividad, el discurso es siempre acerca de algo.
q El discurso no sólo posee un mundo sino también está el interlocutor al cual está dirigido.
Estos cuatro rasgos determinan al habla como un acontecimiento pero también se debe tener en consideración la idea del entendimiento; es decir, en la comprensión del discurso que se da; y esto se logra analizar de la siguiente manera:
El habla como acontecimiento aparece y desaparece; y es en ese momento en que reluce la escritura para acudir al rescate debido a la temporalidad del discurso por su carácter de acontecimiento.
Ahora, lo que escribimos será lo dicho por el “habla”, entendida como exteriorización del objetivo del discurso. Lo que escribimos es el noema de hablar, es el significado del acontecimiento como habla, la escritura fija la propia habla en la medida que es dicha.
Él se pregunta, ¿qué se dice? recurriendo a la teoría del acto del habla para responderse, citando a los autores Austin y Searle quienes consideran que el acto del habla está constituido por una jerarquía de actos subordinados por :
1) el nivel del acto locucional, el acto de decir.
2) el nivel del acto o fuerza ilocucional, o aquellos que hacemos en el decir y
3) el nivel del acto perlouicional, aquello que hacemos por medio del decir.
Menciona que el acto locucional se exterioriza en la acción y se transmite a otros con cierto significado, en cambio el acto ilocucional se exterioriza como un resultado de paradigmas gramaticales que lo identifican y lo reidentifican; y se refuerza porque se apoya en la mímica y los gestos. El acto perlocucional es el que menos se puede inscribir del discurso ya que este es una característica del discurso hablado producto de una influencia directa de las emociones y disposiciones afectivas.
Es decir, para entender el significado del habla no sólo basta la oración sino también el acto ilocucional y el perlocucional.
Cuando el discurso designa su locutor mediante diversos indicadores de subjetividad y personalidad, dicha referencia al sujeto que habla presenta un carácter de inmediatez porque resulta lo mismo entender lo que quiere decir el orador y lo que significa el discurso. Situación diferente se presenta cuando el texto está escrito ya que la intención del autor y el significado del texto dejan de coincidir. Esto es porque el vínculo entre el orador y el discurso se ha distendido y complicado; y lo que el texto dice ahora, importa más de lo que el autor quería decir.
Es ahí donde el autor resalta que la significación “rescata” a la significación sin la contribución de la presencia física y psicológica del autor.
La referencia en el discurso oral es evidente pero en el escrito no es ostensible pero no quiere decir que no tiene una referencia ya que el discurso no puede dejar de ser acerca de algo. La referencia de los textos será liberado de la intención mental del autor para que nosotros le demos como referencia el mundo. Este mundo será en el que se designan las referencias no situacionales que sobreviven a la desaparición de esas situaciones y que luego son ofrecidas como modos posibles de ser. Es así que las referencias abren el mundo y la espiritualidad del discurso se manifiesta a través de la escritura, liberándonos de la visibilidad y la limitación de las situaciones, dándonos nuevas dimensiones a nuestro ser en el mundo.
El discurso está dirigido a alguien presente en la situación, mientras que la escritura está dirigido a quien sepa leer, lo escrito esta dirigido al público que el mismo autor crea. Y es por esa razón que la relación escritura-lectura deja de ser un caso particular de la relación hablar-escuchar. El receptor será un lector desconocido e invisible que se ha vuelto el destinatario no privilegiado del discurso.
La acción significativa:
1. Fijación de la acción: La acción significativa, es un objeto para la ciencia mientras ella pueda estar bajo un tipo de objetivación equivalente a la fijación del discurso en la escritura. La acción se puede convertir en un objeto de ciencia, por un tipo de objetivación similar a la fijación que se produce en la escritura. Es así que la acción ya no es una transacción a la cual aún pertenecería al discurso de la acción, ahora deberá ser interpretado de acuerdo con sus conexiones internas y estas conexiones tienen la estructura de un acto locucional y que en el interior los verbos de acción constituyen un conjunto específico de predicados. Los verbos de acción admiten una pluralidad de “argumentos” capaces de complementar el verbo que van desde ningún argumento a un número indeterminado de ellos. Algunos de estos verbos de acción tienen un sujeto carácter actual que se identifica como existente y al cual se refiere la oración y a complementos que no existen (actos mentales).
Otros rasgos de la estructura proposicional provienen de describir el funcionamiento del verbo acción (la distinción entre el objeto material y el formal de una acción; pertenece a la lógica de la acción y este será el contenido proposicional de la acción que brindará una base dialéctica de acontecimiento y significación similar al acto del habla).
La estructura noemática es la que se podrá fijar y desprender del proceso de interacción y se convertirá en el objeto a interpretar.
También se debe considerar los diferentes actos realizadores del discurso ya que estos podrán determinar un “criteriología” que permitirá construir modelos ideales por lo que nos enteraremos a qué se refiere uno cuando expresa una idea (ejemplo: para comprender qué es una promesa, debemos determinar cual condición esencial de la acción dada, debe ser considerada como una promesa).
2. La autonomización de la acción: La acción se desprende de su agente y desarrolla consecuencias que le son propias. Una acción es un fenómeno social no sólo porque la ejecutan varios agentes, de tal manera que no se puede distinguir el papel de cada uno del de los otros sino también porque nuestros hechos se nos escapan y ejercen efectos que no nos propusimos.
La acción simple no requieren una acción previa, el significado y la intención coinciden; y se superponen, pero en el caso de las acciones complejas algunos segmentos se encontraran lejos de los iniciales, en donde se encuentra la intención de quien lo realizó.
Los acontecimientos son impresos en papel desprendiéndose de su carácter temporal debido a que la acción deja una huella cuando contribuye a la aparición de pautas que se convierte en los documentos de la acción humana. Es así que la historia es donde la acción deja una huella. La acción humana se convierte en acción social cuando se asienta en los archivos de la historia.
3. Pertinencia e importancia: La importancia de la acción significativa va más allá de su pertinencia a su situación inicial, y esto ocurre porque se produce una emancipación del contexto situacional y el discurso se desarrolla con referencias relativas al “mundo”. La acción importante desarrolla significados que pueden ser actualizados o satisfechos en situaciones ajenas en que ocurrió la acción. Es así que la importancia de la acción está en su omnitemporalidad.
4.La acción humana como una “obra abierta”: Esto se refiere a que el significado de la acción se dirige hacia una gama indefinida de posibles “lectores“ y por lo tanto a múltiples interpretaciones, es así que la acción humana es una “obra abierta” por el hecho de “abrir” nuevas referencias y recibir una nueva pertinencia de ellas. La acción humana está abierta a cualquiera que pueda leer.
II. Implicaciones metodológicas del paradigma del texto:
Ricöeur propone en esta sección de su ensayo, dar un nuevo enfoque a la cuestión entre el explicar y el entender y el comprender en las ciencias humanas. Ofreciendo mostrar en qué medida el paradigma de la lectura, que es la contrapartida del paradigma de la escritura, proporciona una solución para la paradoja metodológica de las ciencias humanas.
Afirma que le paradigma de la lectura es un paradigma original y deriva sus rasgos principales del estado del texto mismo:
q La fijación del significado.
q Su disociación de la intención mental del autor.
q La exhibición de referencias no ostensibles.
q El ámbito universal de sus destinatarios.
Para el autor estos rasgos constituyen la “objetividad” del texto y dará el porqué de que la explicación de su sentido no proviene del campo de los acontecimientos naturales sino que es congénita con este tipo de “objetividad”. De este procedimiento se producen la esfera de signos donde se enfrentan la explicación y comprensión.
Comprensión a la explicación:
En primer lugar, afirma que comprender el texto no quiere significar reunirse con el autor. Es así que se puede interpretar de diversas maneras debido a que existe una disyunción entre el significado y la intención. La intención subjetiva del autor es distinta a la intención subjetiva del autor.
Ya no se puede resolver el problema recurriendo a la comprensión correcta mediante un simple regreso a la intención primera del autor. Los métodos no dicen que puedan haber reglas para hacer conjeturas adecuadas pero si hay métodos para validar dichas conjeturas. Conjeturar es “validar” lo gramatical según Schleiermacher.
Ricoeur, afirma que es necesario interpretar el significado porque el lenguaje es metafórico y por lo tanto tiene un doble significado requiriéndose un arte al descifrar lo que se tiende a desplegar en los estratos del significado. Es por eso que el texto no debe de ser explicado como un conjunto de oraciones sino como una totalidad. El todo aparece como una jerarquía de temas primarios o subordinados. Un texto es un proceso acumulativo y que debe ser considerado como un todo que puede ser abierto a varias lecturas e interpretaciones.
Al validar las conjeturas se debe de tener en cuenta que mostrar una interpretación es más probable a la luz de lo que se sabe y que es algo distinto de mostrar que una conclusión es verdadera. Por lo tanto validación no es verificación.
La validación es argumentativa, es una lógica de la incertidumbre.
Existen diversas formas de expresar el enigma del texto y puede hacerse desde diferentes ángulos, la reconstrucción del todo presenta un aspecto perspectivista similar al de la percepción. El texto sería como un individuo con total legitimidad y que la validación de una interpretación aplicada al mismo brinda un conocimiento científico del texto.
De todo esto se puede inferir que existen varias formas de interpretar un texto pero no todas las interpretaciones que se hagan son iguales, el texto es un campo ilimitado de interpretaciones. Siempre será posible dar argumentos a favor o en contra de una interpretación, de enfrentar interpretaciones, de arbitrar entre ellas y de buscar un acuerdo.
Por otro lado, la acción humana es un campo limitado de interpretaciones posibles, debido a como lo dice la “teoría de la acción” de que se reconoce plenamente el carácter intencional de una acción cuando se enuncia la respuesta a la pregunta: ¿qué? Y luego ¿por qué? Es decir que esto está condicionado al carácter de deseabilidad del querer. Se explica en que los deseos y la creencias presentan características no sólo de fuerza que hacen a la gente actuar de una forma particular sino que también está el carácter de deseabilidad (¿en calidad de qué desea usted eso?). Sobre esta base se podrá expresar a favor o en contra del significado de esta acción.
Ante una posición como esta, se hace la pregunta de que el proceso de argumentar vinculado a la explicación de la acción -por sus motivos- desarrolla un tipo de plurivocidad que hace a la acción similar a un texto. Explicándonos el autor que se puede validar esta posición ya que: “es el hecho de que argumentar acerca del significado de una acción, coloca mis deseos y mis creencias a cierta distancia y los someto a una dialéctica concreta de confrontación con puntos de vista opuestos”, es por eso que al darle cierta lejanía a mis propios hechos se produce el distanciamiento que ocurre también en el proceso de inscripción social de la acción humana (léase el registro).
muchas gracias me fue muy util =)
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