viernes, 16 de mayo de 2025

La palabra como campo minado: poética del colapso en Carlos E. Luján Andrade

La propuesta poética de Carlos E. Luján Andrade en Soundtrack y Miles de Misiles configura una arquitectura bifronte en el sentido más literal y simbólico del término. No se trata solamente de un libro dispuesto en dos caras físicas, sino de dos registros líricos que encarnan formas antagónicas y complementarias de abordar el desgaste del sujeto contemporáneo. Por un lado, Soundtrack articula una estética de la melancolía íntima, filtrada por referencias musicales, cinematográficas y urbanas; por otro, Miles de Misiles despliega una imaginería bélica, industrial y feroz, donde el poema es proyectil, es grito, es destrucción de la lengua domesticada. 

Ambos poemarios deben leerse como piezas que configuran una sola cosmovisión: la de un sujeto postrado frente a las ruinas del siglo XXI, buscando en el lenguaje, no la redención, sino el testimonio áspero y fragmentario de un derrumbe sin final. 

En Soundtrack, el autor elige el tono confesional, íntimo, pero despojado de sentimentalismo. En Do you realize??, poema que abre el lado A, la cita de The Flaming Lips ("Do you realize that everyone you know someday will die") es el punto de partida para una reflexión sobre la fugacidad del instante artístico, de la performance vital, que se presenta como "mi momento, este momento / extraño a la lírica que el cuerpo reclama". Este extrañamiento del yo, esta escisión entre el cuerpo y la canción, entre el lenguaje y la experiencia, es una constante a lo largo del libro. La música aquí no es solo un referente cultural, sino una banda sonora agónica de la pérdida, un ruido de fondo que acompaña la caída.

Poemas como La Vigilia o Pleasant Dreams articulan esa dialéctica del insomnio, la espera y el deseo del sueño como fuga. En La Vigilia, la metáfora del castillo conquistado y derrumbado es una imagen clara del yo poético como territorio invadido: "¿A un monarca incorruptible e imperturbable / que con castillo conquistado y derrumbado / aún borbotee en él la pasión de su imperio?". Luján Andrade pone en evidencia aquí que no queda imperio alguno, solo el eco de su caída. 

El lirismo en Soundtrack es un lirismo de la decepción, del amor derrotado y la infancia traicionada, como se evidencia en Congoja (El estante vacío), donde la imagen de los juguetes abandonados funciona como símbolo de una infancia irrecuperable: "Ellos contemplaron el obscurecimiento / de visiones iridiscentes / en almas ajenas taciturnas". 

Sin embargo, este lirismo no es lánguido ni contemplativo; es una lucha por sostener una voz que sabe de antemano la inutilidad de su canto: "¿Por qué el sueño y no la muerte? / ¿Dormir y no vivir?", se pregunta en Pleasant Dreams, enunciando la lógica paradojal que atraviesa todo el poemario. 

El lado B, Miles de Misiles, introduce un cambio radical de tono y registro. Aquí, el sujeto ya no dialoga consigo mismo, sino que lanza sus versos como misiles contra un blanco que sabe inexistente. En El desencanto de la libertad, el poema se presenta como una autopsia de la modernidad petrificada: "La pura libertad demuele con fiereza la estatua robótica viva, / una vida que no comprende". La poética se vuelve industrial, mecánica, hiriente. 

El poema Sacrificio empuja esta poética hacia el terreno de lo visceral: "Degollado sobre sangre violeta / la cabeza encalla en rocas azules". Las imágenes violentas, de cuerpos desmembrados, devorados, transforman al sujeto en despojo orgánico, en nutriente inútil para un mundo de cuervos irónicos: "Ser proteína, / Ser caloría, / Ser lágrima, / Ser humano." 

La poética de Luján Andrade en esta sección es profundamente iconoclasta, cercana al expresionismo, pero filtrada por una ironía ácida que destruye cualquier resquicio de mística revolucionaria. En Miles de Misiles, no hay victoria posible, solo la conciencia lúcida de la derrota: "Palabras temblorosas / sollozan al espacio lácteo, sin forma / lanzando miles de misiles a un blanco inexistente". 

El poemario Miles de Misiles asume el lenguaje como campo de combate estéril, mientras que Soundtrack acepta la derrota como estado permanente. Esta tensión entre el estallido y la resignación, entre la furia y la melancolía, es la fuerza vertebral del libro bifronte. Ambos registros no buscan complementarse, sino evidenciar la fractura irreparable del sujeto, tanto en su dimensión pública como íntima.

La propuesta estética de Luján Andrade, que podríamos inscribir dentro de una poética del desencanto radical, se distancia de cualquier épica contemporánea. Sus poemas no ofrecen salidas, ni siquiera en el plano simbólico. En esa renuncia a las ilusiones está, precisamente, su potencia ética y estética. 

Se trata, en suma, de una poesía que rehúye la complacencia, que apuesta por la incomodidad del lenguaje desgarrado, por la imagen como esquirla, por el poema como espacio de una violencia que ya no es exterior, sino interna, encarnada, asumida como única posibilidad de supervivencia en un mundo que ha pulverizado toda certeza. (SM)

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