por Carlos Luján Andrade
Durante los últimos años el destino del libro como edición impresa ha sido materia de análisis por diversas empresas dedicadas al rubro de la impresión, distribución y venta, más aún por aquellos que se perciben directamente involucrados como los diarios y las revistas. La reciente popularidad de la tecnología creada para adquirir información antes contenida exclusivamente en las versiones impresas, tales como el Reader de Sony; el Kindle desarrollado por la tienda virtual Amazon; el i Pad de Apple Inc., las laptops XO y la novísima XO-3 del programa “Una laptop por niño” (OLPC) y las múltiples utilidades de la telefonía celular en el caso de los diarios y agencias de noticias, ha puesto la señal de alerta sobre si este negocio podrá subsistir ante este embate de la modernidad. Como ejemplo tenemos a la librería Barnes & Noble Inc. de 40 años de existencia que se ha visto en la necesidad de ampliar la oferta de productos ofrecidos que van más allá de la venta de libros como artículo de papelería, juegos de mesa, sábanas para bebés entre otras cosas., esta gran librería cuenta en sus 719 tiendas con casi 1,75 millones de metros cuadrados (según artículo del Wall Street Journal), de tal manera que dichos cambios son un importante precedente a tomar en cuenta sobre el futuro de otras empresas afín a esta industria.
La caída de la venta de los libros físicos en las librerías es consecuencia de la preferencia por la compra de ediciones digitales en las librerías en línea, dicha opción tiene mayor aceptación debido a que esta oferta es de menor precio ya que no se invierte en tinta, papel, transporte, depósito, etc. por lo que los costos de producción son mucho menores. Según el citado artículo del Wall Street Journal se reproducen las declaraciones de Mike Shatzin, presidente de ejecutivo de la consultora Idea Logical Co. él afirma “Para el final de 2012, los libros digitales representarán entre 20% y 25% de la unidades vendidas en EEUU y añada otro 25% de unidades vendidas en línea, cerca de la mitad de todos los libros vendidos serán por Internet”. Dicha alarmante tendencia del mercado editorial en el futuro hace que se replanteen las actuales estrategias de venta. Podemos agregar la cultura de la lectura por internet, la transformación de los usuarios de la información ha hecho que recurramos a la red para obtener cualquier tipo de conocimiento que por la inmediatez de este servicio, nos hace alejarnos de fuentes que antes eran de obligatoria revisión, como comprar un diario en el puesto de la esquina, surtir nuestra biblioteca con una buena enciclopedia, adquirir revistas especializadas cuando nuestro interés se centraba en temas específicos o un buen diccionario que nos ayude a enterarnos del significado exacto o extensivo de una palaba, así, ellas han perdido fuerza ante la rapidez y gratuidad que la tecnología nos ofrece. Si tomamos en cuenta a las generaciones desde hace quince años, nos percataremos que estos usuarios han aprendido y acostumbrado a lidiar con la información de esta manera.
Comparar las costumbres de adquisición de la información de hace casi 20 años con las actuales resultan ociosas cuando somos testigos vivos de dichos cambios, sin embargo, aún cuando se declare la muerte de las versiones impresas, existen románticos que se resisten a aceptar que el formato impreso va a desaparecer aduciendo razones que podemos denominarlas sentimentales, como el fetichismo de poseer un libro, palparlo y hojearlo así como el proceso de la elección de ellos a las usanzas tradicionales en la interacción especial que se produce con estos centros de adquisición (léase librerías). No obstante, la tendencia actual -que es guiada por las necesidades económicas de los empresarios- no posee contemplaciones al respecto. La campaña que se ha creado para incentivar el consumo de información por la vía digital es abrumadora y contundente en las cifras, aunado a las campañas ecológicas por la preservación del los árboles -materia prima del papel- para evitar la desforestación. Publicaciones periódicas de prestigio tanto en Europa y EEUU vieron disminuidas sus ventas en sus versiones físicas, y en algunos casos cerrándolas para mantenerlas en formato digital.
La cuestión surgida es un tema de mercado que ha incidido en los hábitos de consumo, por lo tanto ¿por qué es un problema o debería serlo la desaparición del libro o las ediciones impresas de los medios de comunicación?, si una gran librería como la Barnes & Noble cierra o cambia de rubro, ¿no es acaso el ciclo natural de toda empresa?, si dicho rubro deja de ser rentable ¿acaso las empresas no migran de actividad? La nostalgia por el formato impreso nos hace resistentes a creer en los cambios a los que estas nuevas tecnologías nos derivan. Vemos que de alguna manera intentamos encontrarles defectos a estas maneras de adquirir información, aduciendo que tanto la escritura como su lectura es diferente al medio impreso (ya existen cursos universitarios de redacción periodística digital). Estudios realizados por centros de investigación europeos concluyen que las personas acostumbradas a leer por internet tienen dificultad para seguir lecturas extensas debido a la sobreoferta de conocimiento que otorga la red y sin quitarle importancia a estas conclusiones -en varios casos bien sustentadas- debemos aceptar a futuro, que esta será la única manera de tener acceso al conocimiento porque las tecnologías pasadas ya no estarán al alcance de las grandes mayorías, quizás en algunas décadas acceder a un texto escrito en papel será muy costoso.
Consciente de esta realidad diversas publicaciones de distintos países, entre ellos España, han optado por una alternativa interesante y estratégica para proteger el mercado de las ediciones impresas. Ellos plantean que la preferencia por la lectura en formatos digitales se debe a los hábitos adquiridos desde temprana edad: antes, para el estudiante promedio, si este requería información para elaborar sus trabajos de investigación recurría a las bibliotecas en donde encontraba libros y revistas impresas, actualmente esto ya no es así, la proliferación de computadoras portátiles, el uso de la internet y las conexiones de las mismas bibliotecas a ella, unido a los eficientes buscadores de la red, como el Google o Bing, aligera la tarea de recopilación de datos, de esta forma, el primer contacto de la nueva generación de lectores con la manera de adquirir información es por la vía digital, además de su gratuidad, una suscripción a un diario o revista es costosa para su presupuesto, por lo que dicha costumbre irá creciendo con los años para llegar a un momento en que se prescinda en absoluto del formato físico. Es así que algunos de estos medios de comunicación han obsequiado suscripciones gratuitas de la versión impresa para los mayores de 18 y menores de 25 años, con esta iniciativa pretenden capturar lectores y futuros clientes cuando alcancen la edad en que tengan un poder adquisitivo suficiente para pagar una suscripción.
Alternativa ingeniosa pero de la que no se sabe sus efectos y más aún, no muy factible para otros medios ya que a consecuencia de la crisis económica reciente y al detrimento de sus ventas producto de la sobre oferta de información gratuita de la internet, sus ingresos se han visto considerablemente mermados y no estaría dentro de su estrategia de marketing obsequiar suscripciones.
El futuro para la versión impresa no es muy alentador, los románticos son sus más fieles defensores, pero la economía de mercado es tirana, si en unos años a una empresa le resulta costoso producir una versión impresa, simplemente dejarán de hacerlo. Las costumbres de los lectores cambiarán y aquellos que aún sentían una fijación por el papel y la tinta impresa dejarán de ser un objetivo importante para las empresas porque con el tiempo irán disminuyendo hasta diluirse completamente. Existen objeciones sobre que un libro no es lo mismo que una versión digital, pero aquellos que la sustentan son de una generación que creció con ella, las nuevas no tendrán esa referencia y con la inmediatez de la época verán en él un objeto arcaico y poco práctico. Los investigadores propondrán maneras más prácticas de adecuar sus estudios a estos nuevos formatos ya que estarán dirigidos hacia estos nuevos lectores criados en pleno auge de la tecnología moderna.
La actividades diarias del ser humano han ido cambiando adecuándose a su desarrollo y evolución de la técnica y de las mismas sociedades, el libro como lo conocemos está llegando a su fin, fue una revolución cultural y social que permitió el acceso de información a millones de personas, generaciones y clases sociales, y gracias a él es que la revolución tecnológica, de la que ahora es víctima, nos permite ir en búsqueda de sobrepasar límites más lejanos. Con las nuevas tecnologías, las imágenes, los videos, los enlaces, la red y la misma escritura harán que se genere un nuevo lenguaje en beneficio de una nueva época.
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