sábado, 23 de julio de 2011

“¿Qué lo ha hecho sufrir más: la soledad, la enfermedad, o el amor?, le preguntan a J.R. Ribeyro"



“¿Qué lo ha hecho sufrir más: la soledad, la enfermedad, o el amor?

Lo más desgarrador han sido los sufrimientos sentimentales. Esos sufrimientos espirituales difíciles de desarraigar. Después de todo, una enfermedad está relacionada con el dolor, y eso puede combatirse con medios artificiales, si se quiere. Yo creo que el sufrimiento amoroso es una experiencia espantosa, que para vencerla hay que tener mucha energía moral.”

Aunque difiero en parte acerca de lo dicho por nuestro destacado cuentista, y quizá sea más por la naturaleza de la pregunta que por lo que haya querido decir. Porque lo orgánico y lo espiritual, desde el punto de vista poético, están concatenados. Una angustia afectiva deteriora el cuerpo, los estados de decepción (no depresión) son canalizados en una manifestación orgánica de dolor, siendo  la consecuencia de lo asimilado en la vida real, el cuerpo como coraza del alma, aquél que con su materialidad recibe los embates de la desventura. Y quizás hable de un poema, porque este es el destino último de la somatización.

Un cuerpo enfermo se cura con medios artificiales, te dan una apariencia sana pero el origen del deterioro está incubado, dispuesto a emerger cuando estén las condiciones adecuadas, así como cualquier bacteria o virus porque el sufrimiento no se cura, sólo se contiene y se olvida pero todo aquello que es olvidado también puede ser recordado y por lo tanto volverse a inocular.


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