miércoles, 17 de agosto de 2011

X / Y sobre el Suicidio


Y: “N” se suicidó, ¿Te enteraste?

X: Ahora que me lo dices lo sé, ¿no dejó alguna nota?

Y: Sí, dijo que ya no quería vivir, eso nada más.

X: Es lógico, creo que no necesitó justificarse, si ya no quieres vivir te matas, qué mayor certeza que el matarte para demostrarlo.

Y: Supongo que lo hizo para que no hagan drama por su decisión, muchos quieren una  tragedia detrás de tal acto, algo tan horripilante que haga entendible y hasta comprensible su muerte. De no ser así, también no faltarían los que con indignación y los ojos volteados digan: ¿Cómo pudo matarse por una cosa así?

X: Así es, el matarse es una certeza,  por qué calificarlo y más aún, uno mismo justificarlo.

Y: Aunque asumo que unos se matarán por error.

X: ¿Por error?, a qué te refieres, ¿a un accidente?

Y: No, sino que el suicidio no tiene justificación, uno lo hace y ya, tiene sus razones pero también sabemos que podemos equivocarnos, el que sea legítimo autoeliminarse no hace que esta sea de por sí un acto perfecto. Es decir, nos podemos matar por las razones equivocadas.

X: … Comprendo, pero qué podría hacer que nos equivoquemos, ese es un acto meramente personal. Estamos hablando desde una perspectiva supuesta, nadie podrá enterarse realmente que nos equivocamos porque ya estamos muertos.

Y: Sí, sin embargo, el intentar descifrar los posibles errores puede servir para los que en un futuro decidan hacerlo.

X: “Un manual del perfecto suicida”, ¿de eso hablas?

Y: No etiquetemos nuestras conversaciones, eso limita las posibilidades del debate.

X: Ok, ok,  pero intenta explicarme un poco más…

Y: Supongo que debemos descartar la idea del suicidio, los términos poéticos y las reflexiones filosóficas; así como la expresión de Ciorán de que es un acto extraordinario y que es un pensamiento que nos ayuda a vivir. Esas patrañas no les sirven a un suicida, para él este ya no es una alternativa sino el único camino.  Y si queremos un diagnóstico intentemos con que es un enfermo, no hay otra palabra y buscando el mejor sentido del término. Por alguna razón su alma se quiere salir del cuerpo y eso es algo que no lo determina el espíritu, sino la materia. Por eso morimos cuando este último ya no funciona…

X: Ahora el asunto estaría en determinar en cómo tener la certeza de que efectivamente ya no se puede soportar el cuerpo. La naturaleza nos obliga a tolerar esa convivencia espíritu – cuerpo, de ahí el instinto de superviviencia, ¿no es así?

Y: Sí, se aspira una sensación de claustrofobia generando un deseo irrefrenable de abandonar la materia. Ese sería el primer síntoma. Claro, como decía, esta debe ser una sensación certera que no puede mitigarse bajo ninguna perspectiva. La idea absoluta de una vida intolerable bajo cualquier explicación y sensación.

X: Espera… ¿No crees que también uno debería matarse sin esa tragedia detrás?, el decidir hacerlo porque te da la gana. Lo que me dices es como si sólo puedo comer si tengo un hambre infinita pero…  ¿si quiero comer porque me da la gana?, así no tenga apetito ¿eso estaría mal?

Y: A eso es a lo que me refiero, de hacerlo bajo ese capricho sería una decisión equivocada, no puedes comparar comer con matarse, a menos que lo que ingieras sea veneno. No olvides la irretroactividad. No hay marcha para atrás. Estamos intentando definir las razones correctas para autoeliminarse.

X: Entonces volvamos a lo de la claustrofobia…

Y: Eso también dependerá del carácter del individuo porque si somos intolerantes no tendremos la capacidad de soportar ciertas variaciones al ideal de vivir. Un tolerante se adapta, se autoconsuela y hasta se resigna. Un hombre de 80 años es un individuo resignado. Por otro lado, alguien que no llega a esa edad por propia voluntad es un intolerante. Aquí podemos plantear que la decisión de vivir está basada en el carácter y más aún, en el conocimiento de las posibilidades futuras.

X: ¿Puedes aclarar eso?, no comprendo cuando te refieres a las posibilidades futuras.

Y: Los individuos tienen una idea específica de lo que es vivir, o una aspiración a conocer esa idea, de ahí vemos cuántos libros existen que se refieren a la búsqueda de la felicidad. Los seres humanos creemos que el propósito de la vida es ser feliz. Basamos nuestras acciones futuras en alcanzar dicha meta, cuando nos sentimos infelices tendemos a cambiar de actitud; al menos eso es lo que nos recomiendan en los libros de autoayuda. Más aún, nos dicen que con paciencia podremos soportar las dificultades actuales, el sacrificio para obtener en un futuro la recompensa, por ende, eso nos lleva a la gracia y la paz con uno mismo. Un intolerante no acepta dicha premisa, no por desesperación, sino porque comprende que en el futuro tal ideal de vida no se concretará. Él está seguro de que eso que todos llaman felicidad es sólo resignación, pues qué nos queda luego de haber esperado tanto. Así, este individuo se asume como un ajedrecista que calcula los movimientos futuros de él y su oponente; pudiendo predecir mucho antes que el resto, el desenlace.  Tiene un conocimiento profundo de su personalidad y del entorno. Entonces, evalúa las variables y luego de comprender que al final perderá la partida, decide inclinar su rey o en este caso, su vida.

X: ¿Como un adivino o un profeta de su existencia?

Y: No, más exacto aún, un matemático, un científico; por eso un verdadero suicida -así se le haya impedido matarse- en algún momento se eliminará. Para él, el fin de su existencia es el producto de una ecuación emocional que no admite errores. Hasta podemos decir que el suicidio no es una decisión, sino una conjetura, casi un cálculo.

X: ¿Y el que está equivocado?, el que se mata por error…

Y: No todos somos buenos en matemáticas ni en el ajedrez ¿no?...

lunes, 15 de agosto de 2011

Algunas Frases (II)



  • Las verdades eternas son potenciales mentiras futuras.
  • La experiencia ajena debe tomarse como las historias de viaje de Marco Polo, mientras uno no haga la misma travesía, no sabremos si se dice la verdad, se miente o se exagera.
  • ¿En qué momento la experiencia de la amistad deja de ser tal para transformarse en mera curiosidad antropológica?
  • Es común oír la idea de que más importante es la intención que el resultado, creo que a quienes no fuimos buenos en matemáticas dicha expresión no tiene demasiado sentido.
  • Para llegar a ser un individuo espiritual es preciso prescindir de todas tus posesiones, por eso hay días en que me basta gastar un sol en una papa rellena de la carretilla de la esquina para estar cerca del Nirvana.
  • He metido pocos goles en mi vida pero de ellos recuerdo casi todo, en qué lugar fueron y cómo los anoté. Lo que no puedo recordar es en qué circunstancia los hice, si era la anotación de la victoria o el gol consuelo en una devastadora derrota. Yo sólo retengo la felicidad, la alegría de celebrar dicho logro con una tribuna vacía pues nunca antes una victoria pírrica fue tan gloriosa.
  • La otra vez leí un consejo que algo así nos decía: “Para curar el tedio, hay diez preceptos, mézclese con la gente y lleve a cabo un acto de bondad. Repítalo diez veces” Lo curioso es que al parecer en la calle siempre encontramos a la gente muy entretenida.
  •  Nos declaramos indignos de alabanza porque la mayoría de personas no alaban y por eso creemos que injusto que alguien lo haga con nosotros. Como no recibir dinero regalado porque nadie lo obsequia.
  • El poeta puede morir de amor, pero su poesía no, más bien la enaltece y la hace más poderosa.
  • El poeta ama sólo una vez, luego sólo le cambia de nombre a su amor.
  • A veces nos agrada ser mirados furtivamente pero si aquel observador se descubre, puede desatar nuestra ira porque eso sería ir contra el pudor.
  • Insultar es zurrarse en toda la evolución del pensamiento del ser humano, es como la mordida rabiosa de un mono.


martes, 9 de agosto de 2011

Algunas Frases (I)



  • Un gran señor tiene más garantizada la vida con diez samurais que con diez mil mercenarios
  • Los farsantes son como los recolectores de almas ajenas, que nacieron como un cuenco vacío y que infructuosamente intentan llenarlo con sustancia ajena.
  • La humanidad no dejará de escuchar las voces de aquellos incansables individuos (léase literatos o filósofos) que sólo ven en su funesta existencia la imagen provechosa de sus rotundas reflexiones, ya que esta ha perdido la capacidad de descubrir su propia desdicha.
  • La cultura antigua como la moderna nos condiciona a perdurar nuestro pasado como si el hombre jamás hubiese tenido la posibilidad de proyección.
  • Una vez sentado al borde de un acantilado me preguntaron: ¿No le preocupa que se pueda caer? Y yo le respondí: pero si nosotros ya nos encontramos en el fondo del abismo, lo demás es pura retórica.
  • Uno nunca se cansa de manifestar sus hipótesis, digna capacidad de interpretación. Pero si cada minuto muta con el transcurrir de las horas y con el cambio del espacio, ¿Hacia quiénes están dirigidas esas verdades? Si cada uno vive su propio tiempo y lugar.
  • La condición animal del hombre será la que nos libere de la idea de justicia a la que siempre nos han condicionado.
  • La historia es la más lograda ficción del idealismo.
  • Al interpretar la realidad, los seres pensantes desean no interferir con su subjetividad. Pero, ¿qué más grande interferencia que su propia interpretación?
  • No hay nada como la ventana, el objeto que más materializa las posibilidades de los hombres. Sólo se debe ver a través de ella, jamás traspasarla.
  • La carrera por vivir acelera nuestras palpitaciones y cuando finalmente nos agotamos, dejamos de respirar.
  • Considero un crimen que una persona con más experiencia de vida cohíba el espíritu brioso de un veinteañero, pues los errores (y aciertos) de estos jóvenes alimentarán las energías de las próximas generaciones de hacer las cosas cada vez mejor.
  • Así se posea la mejor artillería, jamás se ganará una batalla si el corazón del soldado está enfermo.

lunes, 8 de agosto de 2011

Piolín o el Sarcasmo




Recordé la frase célebre de Piolín en la que dice: “Me pareció ver a un lindo gatito” y dándole vueltas a esa expresión me pregunto: ¿qué estaría pasando por la cabeza de ese pajarito amarillo para decir eso de quien lo quiere devorar?, y más curiosa era ver el rostro de Silvestre de indiferencia ante dicha frase. En sí los gatos son lindos, dan ternura, su silenciosa manera de andar y su pelaje los hacen irresistibles a un abrazo pero algo misterioso se oculta en su mirada, como si poseyeran un mundo propio y ajeno a nuestra idea de ternura y de ahí la precaución del pajarillo. Me sorprende en cómo este personaje Silvestre haya sido creado con tanta fidelidad a su representado en la vida real. Observar a un gato intentar cazar y fallar, persistir, lastimarse y aún así continuar con su objetivo es conmovedor. Y la motivación de Piolín al decirle que es un lindo gatito parte de que él mismo lo ve como un ser antropomorfizado (ahí ambos pierde su condición de animales por la idea de la consciencia de su existencia) Nosotros jamás creeríamos que un animal con esas características nos pueda llegar a lastimar -a menos que haya algo más detrás de esa expresión- y que a pesar de transcurrir todos los capítulos que puede haber visto en mi infancia en ningún momento Silvestre lo logra devorar, sólo él pájaro vivió algunos sustos que no le quitaban el deseo de expresarse de manera feliz al divisar por primera vez al gatito en el siguiente capítulo de la serie.

Si bien este sarcasmo es recurrente en los dibujos de los Looney Tunes, es admirable la manera como es usado para representar en sus personajes la forma de afrontar los problemas que les ocurren de forma inesperada, una angustia liberada con  gesto de humor necesario, el consuelo propio ante el advenimiento de lo inevitable. Porque el sarcasmo de tal expresión manifiesta cierta seguridad que aquél inconveniente puede ser superado con inteligencia y mesura. De alguna manera esta idea del sarcasmo nos convierte en seres animados, libres de cualquier peligro y que podríamos aparecer vivos y coleando en un próximo episodio.

Ese es el mensaje de dicha expresión, que cuando uno tiene la tranquilidad y seguridad para sobrellevar una dificultad, el sarcasmo es el preámbulo de una titánica lucha que concluirá con victoria y de nada servirá serlo en la desesperación porque ahí dicha frase perdería todo su valor ya que al contrario, esta sí manifestaría una resignación a la derrota y por lo tanto esto conlleva a ser conscientes de que en realidad somos seres reales y existe un gran riesgo en todo y que de fallar la serie animada también concluye con nosotros.


¿Qué se puede esperar de una sociedad donde inundan peluquerías, chifas y pollerías?...

¿Qué se puede esperar de una sociedad donde inundan peluquerías, chifas y pollerías? Donde el principal valor está en lo que se traga. Se ce...