Una postulante a un puesto de funcionario público extraordinariamente saca un puntaje alto en la entrevista personal, mientras que su CV no está entre los mejores. Dicha postulante obtiene el trabajo y las alarmas se activan cuando nos enteramos que es hermana de una congresista. ¿Cómo pudo pasar eso?, ¿es eso posible?, que alguien pueda estar en las antípodas de parecer alguien competente porque convence con su presencia y labia, pero no cuando se evalúan sus estudios y experiencia laboral.
Podemos decir que en este caso específico es evidente que aquí hay algo del tarjetazo tan común en nuestro país por décadas. Sin embargo, este hecho me trae a la mente un curso que llevé en la universidad. Este se llamaba Psicología Industrial y recuerden que estábamos por el primer quinquenio de los noventas y aún la modernidad no era tan abrumadora como lo es hoy. Ese curso se llama ahora Psicología Empresarial.
En fin, era electivo y ese nombre tan extraño fue lo que me llevó a tomarlo. El tema que escogí para mi nota final de tarea académica fue de la selección de personal. Uno de los tips que recuerdo fue el de la entrevista de trabajo. Entre las muchos errores que se detectaban en estas era el de la simpatía por el solicitante. Ejemplo, si el entrevistador es muy hablador, a este le caerá en gracia el postulante que lo deje hablar, si lo interrumpe, considérese eliminado. Es decir, no se evalúan las capacidades del futuro trabajador, sino con quien el jefe se sentirá más cómodo. He ahí que el parecer un trabajador competente es más importante que serlo.
Otra experiencia que no es precisamente en el tema laboral, sí tiene que ver con la entrevista personal. Cuando llevé un curso en la Academia Diplomática para postular a esta, había un joven afanoso que se sentaba en los asientos delanteros. Prácticamente no dejaba pregunta sin respuesta, pues era el primero en levantar la mano cuando un profesor hacía una pregunta. Resolvía primero las evaluaciones de Economía e Historia. Ese hecho le comenté a algunos compañeros mencionando las capacidades de esta persona. Ellos me desinflaron el globo cuando me dijeron que era la tercera vez que llevaba el curso (ellos lo llevaban por segunda vez) comentándome que si bien conocía los temas, siempre lo jalaban en la entrevista personal. Detalle que no lo puse en duda porque este personaje tenía una conducta anormal (no me pregunten las razones por las que digo esto) Meses después veo los resultados de la evaluaciones, que eran como cinco y eliminatorias, y en la última -justamente la entrevista personal- lo jalaron.
Lo que sí es claro es que el mundo no tiene requisitos taxativos para desenvolverse en él. Si bien es cierto que siempre hay una forma correcta de hacer las cosas, la mayoría de veces no se hacen manteniendo los mismos vicios que hacen de esta realidad errática y conflictiva ya que nos permite mantenernos en nuestra zona de confort. La elección estará en insertarnos a ese mundo jugando sus reglas y triunfar o combatir ese sistema y quizás quedarnos en medio de un camino incompatible con nuestros principios.
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