Cuando a un poeta chileno ya fallecido (no recuerdo el nombre) le preguntaron qué lamentaba de estos tiempos, él respondió que ya no se puede ser amigo de quien piensa diferente. Recordaba que en muchas amistades la idea contraria era solo un detalle de su personalidad que se podía pasar de largo si es que estas poseían más virtudes. MVLL también hizo una observación al respecto, aunque desde otro ángulo cuando contestó sobre qué fue lo que quebró esa aparente unidad literaria que se forjó en el Boom. Puntualmente destacó el incidente con el caso Padilla (escritor arrestado por el régimen cubano de Castro), donde varios escritores no denunciaron claramente el hecho. Agregando que según el mundo literario de ese entonces (y también el de hoy) ser de izquierda daba una serie de beneficios a los escritores que les eran difíciles de renunciar y criticar a Castro era prácticamente un desafío directo a dicha postura ideológica. Así que pensar distinto daba una completa separación amical.
Sin embargo, en lo que diferían eran en las ideas y en la forma de plantearlas, y ahí me detengo para la siguiente reflexión. Para plantear una postura es precisa la explicación para enterarnos con claridad lo que guía la actividad de pensar, como decía Heidegger: los principios del pensamiento. No obstante, lo que se ve actualmente en las redes sociales es un sinsentido descomunal, planteamientos salidos más desde la bilis y no de las neuronas. Argumentos que chocan entre sí, claustrofóbicos, encerrados en conceptos equivocados o maniqueístas.
No son transparentes, no podemos hallar esos principios del pensamiento, y menos aún, los principios morales. Una idea mal planteada no sólo muestra la incapacidad argumentativa del que la expone, sino la carencia de raíces principistas y de valores. La ruptura de una amistad que está forjada en base a ideas y argumentos, debe ser ocasionada por un choque de la misma magnitud. Si esta se desvanece por un simple desencuentro coyuntural, es que ha habido un error de apreciación de la otra persona, pues se le ha considerado más responsable en sus ideas de lo que realmente eran.
La construcción de nuevas interpretaciones de la realidad no se consigue en un ring de box de las ideas, sino en una sala de debates donde todos busquen alguna conciliación. En conclusión, recomendaría que se expongan las ideas no con un punto final, sino con un eslabón abierto. La cadena del pensamiento nunca lleva candado.
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