martes, 25 de junio de 2019

La arrogancia del analista político

Leer periódicos viejos, sobre todo los publicados antes de las elecciones, dan un panorama interesante acerca de las angustias de los columnistas en temas políticos. Sin lugar a dudas la mayoría comenzaba a perder su seguridad conforme se acercaban las elecciones, del "así será" se transformaba en "espero equivocarme". Por otro lado, en un vídeo que recopila las predicciones de las elecciones presidenciales hechas por los astrólogos, veo que absolutamente todos se equivocaron, cayendo en una impresionante charlatanería resultando increíble que les hayan dado espacio en los medios de comunicación para que den a conocer sus delirios.

En el caso de los últimos, su "prestigio" anda por lo suelos y no creo que se les deba preguntar cualquier cosa a esos charlatanes. Y qué tanta diferencia existe con respecto a los opinólogos que de tanto en tanto dan su visión y predicción del destino político del país sin pestañear ante sus errores garrafales. En cualquier profesión, errores de esas características serían motivo de despido o de desprestigio. Sin embargo, pasadas las elecciones hacen como si nada hubiera sucedido, opinan con la misma seguridad como si su postura no se hubiera puesto en entredicho. Sólo he visto a un comentarista político que ha tenido la hidalguía de callarse ante el error de confiar en un candidato. La vergüenza profesional quizás lo ha llevado a plantear mejor las cosas.
Y no hablo de los opinólogos de las redes sociales, ellos hacen un trabajo voluntario, y en ese caso, las personas leen sus ideas a cuenta y riesgo porque no hay más peligroso que confiarse en algo que alguien hace gratis. No podemos medir su nivel de responsabilidad al emitir un juicio.
Lamentablemente, se buscarán excusas como: "así es el fútbol" o la de los astrólogos: "yo puedo ver el futuro pero tú puedes cambiar el destino si lo deseas". ¿Entonces, qué se le pediría? No lo sé, quizás menos arrogancia, la intolerancia nace de ese punto, de adueñarse de la verdad cuando pretendemos leer la realidad política como si fueran estrellas.

miércoles, 12 de junio de 2019

A un año de la clasificación de Perú a Rusia 2018

Dicen que luego de la eliminación de Perú en el proceso clasificatorio para el mundial de México 86, Alberto Beingolea caminaba con la cabeza gacha y las manos en los bolsillos pateando latas de leche Ideal por la avenida Aviación. Cuando luego de un suspiro levantó la cara y vio un letrero donde decía: "Zandrox te hace ver el futuro". El burbujito entró y le dijo a la recepcionista que quería una cita. Esperó unos minutos y entró a una habitación adornada con pequeñas estrellas que colgaban de unos hilos sujetos al techo. Zandrox le dice que se siente y le pregunta: ¿Qué deseas saber? Beingolea junta sus labios y nervioso le dice : ¿Cuándo Perú volverá a un Mundial? El astrólogo saca unos naipes que tenían su nombre impreso, diciéndole que los puede conseguir si compra su diario Ojo todos los viernes.

Luego de unos momentos las reparte y observa con detenimiento las cartas colocadas sobre la mesa. Beingolea le ve un brillo en sus ojos, ya que estos se humedecían formándose unas lágrimas en las líneas del agua, tragó saliva y contestó sin dejar de ver hacia abajo: "es extraño, dice que será el año en que un presidente de EEUU se de la mano amistosamente con el presidente de Corea del Norte, pero eso no es lo peor, eso sucederá años después de que un presidente negro sea elegido en los Estados Unidos ¡dos veces! No lo entiendo. Además, todo eso ocurrirá luego de que seas congresista". Beingolea se paró absorto en sus pensamientos y salió de la habitación sin pagarle la consulta, dejando a Zandrox sentado que volvía a repartir las cartas mientras negaba con incredulidad la cabeza.

Pd: La verdad es que ha pasado toda una vida. Ver a Gareca en la plenitud de su vida marcando ese gol y ahora con casi sesenta años... es demasiado. Muchos cuentan su vida en base a los Mundiales o la Olimpiadas. Yo lo he hecho porque remese el entorno. Aún me veo sentado en el suelo de mi sala mirando solitariamente todos los partidos de México 86 o viendo de reojo Barcelona 92 mientras jugaba incansablemente con la i386 de monitor monocromático. Y qué decir de Japón-Corea 2002 donde dejaba mi televisor prendido toda la madrugada con el volumen alto para que me despertaran los gritos de Kanashiro (porque el desgraciado de Fleishman se agarraba los partidos que se jugaban en la noche y lo hacía madrugar al chino XD) cada vez que una selección metía un gol.

jueves, 6 de junio de 2019

La Leche, la Sociedad y Bryce Echenique

Sería interesante enterarnos del verdadero daño que puede haber ocasionado el tener legiones enteras de individuos que en los primeros años consumieron leche que no era tal. ¿Será verdad que la leche de vaca no tiene ningún beneficio para el ser humano? De ser así, ¿dónde están las estadísticas?

Ahora con tanto meme sobre la leche que no es leche, me viene a la mente un capítulo del segundo libro de antimemorias de Bryce Echenique llamado Todo aquello y que por ese entonces me pareció discriminador pero que en el fondo lo he pensado tangencialmente. Solamente rescataré algunos pasajes que representan la mayoría del tema tratado:
"Los niños pobres peruanos -o sea los muchos más- vienen comiendo mal, pésimo, desde hace décadas. Por no ir más atrás, durante el gobierno militar de vocación izquierdista al mando del general Juan Velasco Alvarado -final de los años sesenta y primera mitad de los setenta-, la publicidad nacional, por todos aprobada, se refería al té Toro como el desayuno del niño peruano y, durante la década de los 80, los peruanos, niños y adultos, hicieron interminables colas para comprar una marca de leche -Enci- de importación estatal, de cuyas bondades muchos continúan dudando hasta el día de hoy. ¿Y cuál es el desayuno de los niños, a principios del siglo XXI? Pues por lo que vengo conversado y leído, hoy por hoy el té Mc Collins es el verdadero desayuno de una gran mayoría de peruanos.

Muy mala, pésima nutrición, muy mal, pésima sanidad, muy mala y escasa educación. Éstos son los tres jinetes del apocalipsis peruano y alcanzaron su punto máximo de horror durante el fujimorismo. En los años noventa la UNESCO publicó un informe acerca de los niños de este desafortunado Perú. Entre los ocho y doce años, el coeficiente intelectual de los niños peruanos desciende hasta alcanzar niveles muy inferiores a los de países vecinos como Chile, Colombia, Ecuador o Bolivia. Y en esos niveles se estanca, irremediablemente."

Luego Bryce desarrolla ideas sobre el daño del dictador fujimori al "consolidar" los niveles socioeconómicos D y E. Además de asuntos cotidianos que describen cierto fastidio al interactuar con gente que no sea de su círculo cercano, como nos tiene acostumbrado en casi toda su obra. En fin, una expresión en este capítulo me vino a la mente luego del problema con Pura Vida, y es cuando el escritor, por recomendación de un psiquiatra, le dice que escriba un "diario bancario" ante los tantos inconvenientes que ha tenido al realizar pequeños trámites financieros:
"Y otro día entré a una oficina bancaria a depositar un cheque. La empleada que me lo recibió, flacuchenta, triste y lentísima -las tres cosas para siempre-, no sé qué entendió que le había dicho yo, pero lo cierto es que se fue hacia una ventana que daba a la calle y dejaba entrar mejor luz, aunque limeña y gris y nubladona, esa luz, se instaló con mi cheque en alto, sujetándolo con un pulgar y un anular suciones, esmirriándose hacia arriba, empinándose y dándome totalmente la espalda , mientras con la otra mano sujetaba, sin duda alguna, con orgullo, una pequeña lupa. Al principio, el efecto sorpresa total me tuvo contemplándola, ahí, un rato, mano en alto el cheque (...) y así horas y horas.Y como esperando que se le aparezca la Vírgen de Fátima se vuelve a aparecer por la ventana, o algo así. Yo sé que un buen cristiano debe preguntarse antes quién le habrá regalado una lupa a esta pobre chica de clase D o E, originalmente, sin duda, o sea de coeficiente mental deficiente, por exceso de té y leche gubernamental, y muy poquitas vitaminas y proteínas, más lo de la sanidad y educación lamentables, qué se ha hecho la pobrecita con semejante invento de la ciencia, sino un total lío mental..."

Finalmente, ante otra experiencia desagradable por la incomprensible atención bancaria y ya agotado al extremo por esa falta de criterio termina así: "Casi me da un colapso, les juro, mientras abandonaba aquella sucursal, gritándoles a todo ahí: "¡Clase D!", "¡Té Toro!", "¡Leche ENCI!", "¡Clase D!", "¡Té Mc Collins!", "¡¡Clase D!!"... Aunque claro, como también antes, este algo era a mí a quién más heriría, pasados los momentos de rabia y de locura. Porque este algo, tras haber visto nuevamente a la esmirriada de la lupa y los cheques, fue un simple cambio de grito "¡Clase D!", por otro grito, aún más doloroso y famélico: "¡Clase E!", "¡Inmensa clase E".
Bueno, espero que hayan llegado hasta aquí, sino, gritaré virtualmente: "¡LECHE ENCI!".

¿Qué se puede esperar de una sociedad donde inundan peluquerías, chifas y pollerías?...

¿Qué se puede esperar de una sociedad donde inundan peluquerías, chifas y pollerías? Donde el principal valor está en lo que se traga. Se ce...