viernes, 29 de octubre de 2010

Consideraciones en favor de la piratería

"... La piratería en un país como el Perú no debe tratarse únicamente como un delito, sino es un problema de índole social, ya que esta es a consecuencia de la búsqueda del bienestar personal que el Estado no le garantiza, pues a veces queda decir que tener productos originales en un país subdesarrollado con altos índices de pobreza, es una mera extravagancia."

La vulneración de los derechos de propiedad intelectual ha traído un debate serio en el que lógicamente amparados en el orden actual podemos argumentar que la práctica de la piratería es ilegal e inmoral dependiendo de dónde es que sacamos la idea que nos ampare, sea de alguna ley o de lo que consideremos qué es la justicia. Defender su legalidad no es complicado, se cita una norma y ya podemos concluir que dicho acto es ilegal y esto basta y sobra para sostener cualquier otro argumento a su favor. Sin embargo, cuando se intenta lo contrario, la cuestión se complica debido a que tal vez se crea que se está buscando la razón a la sin razón.

Un detalle que sería bueno tomar en cuenta antes de explicar mi posición con respecto a la piratería, es que no debería verse como un argumento absoluto, que intenta convertir lo incorrecto en correcto, sino exponer puntos de vista que me motivan a tener una postura diferente al discurso oficial.

El derecho a disfrutar de un estipendio por un trabajo es un derecho fundamental que toda persona tiene y que debe respetarse, más aún si el trabajo que se realiza es por una única vez, producto de esfuerzo, dinero, muchas horas de dedicación y sobre todo ingenio. Para especificar más aún el asunto de esta reflexión, me estoy refiriendo a las obras artísticas, mediáticas o literarias. Como sabemos, en los países del primer mundo los derechos que poseen los creadores (y en algunos casos las empresas que tienen derechos sobre las obras) son defendidos radicalmente por sus legislaciones, imponiendo penas muy severas a quienes los violen. Más no es así en los países en vías de desarrollo, donde la mala copia y las versiones digitales piratas de todos estos trabajos es moneda corriente.

Esta situación ha generado que los gobiernos extranjeros nos exijan mayor control para erradicar esta mala praxis que atenta contra el mercado editorial, discográfico y del software (como resalto líneas arriba, no incluyo aquellos productos que adoptando el nombre de una marca venden la suya exponiendo en muchos casos la vida de quienes llevados por la confusión y los barato de los precios, los adquieren). Y que si bien estas exigencias son aceptadas por nuestros países, no se reflejan en su cumplimiento y aquí podemos observar un hecho que debemos considerar. La norma tal como es recomendada, proviene de países que tienen un sistema económico distinto (incluyendo las normas que aseguran el funcionamiento del mercado) por ejemplo, al peruano, que es el tema que tratamos ahora. No deseo hacer un análisis técnico sobre los términos usados en cada legislación, sino que hago hincapié en el hecho de que la normatividad está relacionada intrínsecamente con la sociedad.

Para conocer nuestra idiosincrasia, la Sociología estudia los contenidos de nuestras preferencias y valores, así como lo que se encuentra muy arraigado en nuestra manera de ponderas ciertas afirmaciones o negaciones. Y el Derecho nos permite descubrir la estructura en que se sostiene el orden de la sociedad, resaltando aquello que no se ve con claridad, así podremos encontrar los valores y principios que la Sociología también estudia.

Pues bien, las exigencias normativas deben verse como una consolidación de la cultura que representa, de no ser así la misma sociedad entenderá que aquello que se presenta como principios jurídicos aceptados por consenso, no es más que un intento de hegemonizar unos intereses sobre los de otros. La rebeldía por cumplir lo que el Estado dictamina, es por aquello que no lo siente propio y conveniente.

Pare ser más gráfico se pueden usar los ejemplos de la piratería fonográfica, editorial, vídeos o del software. ¿Por qué es que tiene tanta acogida en una sociedad que aparentemente desea insertarse en el mundo económico del primer mundo? Si tomamos en cuenta el concepto que tenemos del poder coercitivo injusto del Estado, deduciremos que no es simplemente el hecho de adquirir algo a un precio inferior del que pide el mercado formal porque hay algo más que aprovechar la oportunidad como si estuviéramos en un remate ilegal, razón que los opositores de la piratería utilizan para tildar a este acto como “viveza” o simple robo. Podemos aclarar que si vemos el problema desde este simple punto, le daremos la razón porque estaremos adquiriendo algo sin pagar por el derecho a usarlo y eso es un delito.

Pero no debemos olvidar de que se dice robo porque hay una normatividad que lo nomina así. Ahora, evaluemos el origen de esta ley. ¿Quién la ordena? ¿Por qué no se cumple en este país?, ¿Por qué el Estado Peruano no es tan tajante con su cumplimiento? Porque el origen de esta no nace de su estructura social. El cumplir con el pago de todos los requisitos considerados en la retribución de los derechos de autor implica un costo excesivo para la economía del ciudadano peruano.

Nuestra sociedad funciona informalmente, grandes empresas nacieron usando software comprado en el mercado negro porque no tenían para pagar las costosas licencias cuando estas recién comenzaban , muchos eventos barriales usados para recaudar fondos no pagan ni un centavo a la APDAYC por usar composiciones musicales que gozan de derechos de autor porque de hacerlo, no obtendrían la ganancia que necesitan, miles de personas adquieren un libro pirata porque su presupuesto mensual no le alcanza para comprar una versión original (no hay políticas públicas para instalar o mejorar bibliotecas en los distritos y regiones de todo el país, un detalle a considerar es que en las recientes elecciones municipales ningún candidato ha considerado el tema de las bibliotecas en sus propuestas) Las leyes peruanas, las que son generadas usando cuestionados criterios económico-sociales locales, han determinado que el sueldo mínimo es de 570 soles, unos 200 dólares aprox. (y que se resisten a aumentarlo), con esa cantidad es casi imposible destinar parte del presupuesto en estos artículos que por ser la mayoría importados sus costos son muy elevados, sin olvidar que tampoco el Estado hace nada porque esta obligación laboral del sueldo mínimo se cumpla, la explotación laboral es común, por ejemplo, llegando a trabajar muchas personas en industrias fabriles, 12 horas, 6 días a la semana por 300 soles mensuales.

Y si bien el crecimiento en el consumo ha ido aumentando en los últimos años*, esto se ha debido a las facilidades crediticias imprudentes que las entidades financieras les han otorgado a las personas, siendo de tal magnitud que a comienzos de este año -el 2010- se han debido regular para evitar el sobreendeudamiento. Ergo, podemos considerar seriamente que la piratería es por la pobreza, no por un ánimo de querer robar a las personas su trabajo.

La idea equivocada de pretender cambiar la conciencia de la sociedad peruana con la amenaza de convertir esta práctica en delito es de por sí ingenuo. Se respeta dichos derechos en países desarrollados como la estadounidense (de donde provienen las mayores presiones por el respeto de los derechos de autor) porque estos son el reflejo, como Mario Vargas Llosa mencionaba en un artículo, “… de una sociedad donde… no es el Estado sino el ciudadano el responsable primero de su fracaso o de su éxito. Aquel no debe interferir en la vida de este sino garantizar igualdad de oportunidades, que se cumplan las leyes equitativas y justas que dan los representantes elegidos en comicios libérrimos”, es así que el concepto del pago por un trabajo realizado sobrepasa no solo los criterios legales sino que llega a los morales, el individuo puede realizarse plenamente sin necesidad directa del Estado que regula las normas adecuadas a las necesidades del ciudadano (ya que son conscientes de su función primordial en la economía de mercado) pues esta es una sociedad en la cual si uno desea algún conocimiento de su cultura, no tiene que recurrir al Estado ya que en gran medida, por ejemplo, “los magníficos museos, las óperas y conciertos, la danza, las grandes exposiciones y las bibliotecas públicas son financiados principalmente por la sociedad civil”, así nos lo dice Vargas Llosa.

Por eso debemos considerar que tales exigencias normativas y el discurso moral que nos exigen tales países desarrollados, no pueden sostenerse en una legislación e ideas preconcebidas sobre lo que es la piratería porque aquí la sociedad civil también lucha por que sus derechos a la educación, al acceso a la información y la tecnología; y al bienestar -derechos que todo ciudadano de una sociedad posmoderna necesita- sean cumplidos. De aplicarse radicalmente esas normas antipiratería, muchos no tendrían acceso a la información tan necesaria para insertarnos en el primer mundo, excluyéndolos de la oportunidad de desarrollarse como individuos plenos.

Y para finalizar, recuerdo el agradecimiento de un reconocido crítico de cine peruano, en el que mencionaba que le debía mucho de su conocimiento del cine a un pequeño local (ya desaparecido), que era el único lugar en todo Lima donde se podía encontrar cine clásico, independiente y europeo, haciendo la aclaración que todas aquellas cintas eran copias que el dueño grababa en diversos países a donde viajaba para abastecer su video tienda, llenando un vacío que en ese entonces era muy grande porque ese tipo de películas no llegaban al Perú por carecer de distribuidoras que no existen hasta la fecha. Así, encontramos locales que en su informalidad contribuyeron a difundir la música que los medios locales no emitían motivando a jóvenes a seguir la carrera musical o simplemente aumentando su conocimiento de nuevas tendencias musicales, copias de libros que llegaban a manos de personas que por sus escasos recursos nunca hubieran podido leerlas, software pirateado que llevó de la mano hacia la profesionalidad a muchos técnicos, ingenieros, médicos, etc (que en su época de estudiantes sus padres jamás hubieran podido financiarles software original) y que ahora pueden valerse por sí mismos y cuidar de sus familias, así podemos encontrar muchos ejemplos.

La piratería en un país como el Perú no debe tratarse únicamente como un delito, sino es un problema de índole social, ya que esta es a consecuencia de la búsqueda del bienestar personal que el Estado no le garantiza, pues a veces queda decir que tener productos originales en un país subdesarrollado con altos índices de pobreza, es una mera extravagancia.





*El PBI per cápita de Perú en los últimos 10 años ha crecido de US$2.000 a US$5000 lo que ha generado un aumento en la capacidad de consumo, pero como mencionamos este se ha ido en afrontar gastos que cubran necesidades por mucho tiempo descuidadas como la salud y la educación de calidad (colegios privados y universidades)

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