Si bien se le acusa a los Oscar de elegir la política antes que cualquier otro criterio para otorgar sus principales premios, es relevante que se tome esta actitud frente a un gobierno con tufo facho como es el de Trump. Es una respuesta necesaria e importante para la lucha de los derechos que se encuentran en peligro de ser arrebatados a un gran sector social. Ya han pasado muchísimos años desde la premiación de Hattie McDaniel, la primera actriz negra en ganar un Oscar, que tuvo que esperar en otra habitación a que le dieran su premio por la discriminación imperante en ese entonces. Es así que el que se considere el idioma español y la cultura afrodescendiente para la elección de sus principales premios es más que anecdótico. Hasta la elección de un documental sobre la menstruación resulta significativo. Ahora, la responsabilidad del cine norteamericano y su Oscar comienza a ser mucho más relevante que solo para agregar cifras a las cuentas bancarias de las productoras. Los norteamericanos saben el impacto de sus industrias culturales en el mundo. Solamente EEUU aporta el 22% de ingresos que se generan a nivel mundial en este rubro y es líder mundial en ventas de películas para cine y televisión. Y si contamos la presencia de su industria musical podemos ver lo poderosa que es la visión que pueden dar al mundo los Estados Unidos desde sus industrias culturales.
Hace poco vimos que se generó una protesta masiva por la no inclusión de gente de raza negra entre los nominados al Oscar. Ante eso, la academia cambió ciertas políticas que el mismo Spike Lee reconoce que sin esa campaña él no hubiera estado entre los nominados a mejor director este año.
Es por eso que este país nos da una lección de lo valiosa y relevante que puede ser el desarrollo de las industrias culturales para lograr cambios sociales más allá de discursos políticos o campañas publicitarias. Y esto es porque son más efectivas las propuestas de cambio cuando entran con un lenguaje amable y creativo. Solamente veamos la consideración de Black Panther como mejor película. ¡Por Dios!, ¡es una película basada en un cómic!, pero el mensaje es poderoso y claro. Que una cultura avanzada comparta con el mundo su tecnología para solucionar los pesares de los más oprimidos y dejar de aislarse del resto detrás de un muro. Es evidente que dicha nominación hará que medio planeta vea esa película y tenga presente tal propuesta. Así, en varias de estas producciones veremos un contenido crítico sobre lo que se está discutiendo en todo nivel en estos tiempos. Eso también hace que las personas tengan una idea al respecto y se enriquezca el debate.
Se saluda que el Oscar entienda la importancia de su premio que va más allá de lo estético y lo formal.
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