¿Qué nos dice una sociedad que elige a un(a) orate para que los represente? No sorprendería que los candidatos con las ideas más retrógradas, fascistas y absurdas lleguen a tener algo de poder. Ahora, ¿el ciudadano se habrá equivocado si eso sucede?, yo creo que no. En el fondo los ciudadanos que los llevaron al poder también piensan así.
A los veinte años creía que la gente era fujimorista porque estaba desinformada. Que habían sido presas de la prensa amarillista y comprada por lo que andaban confundidas y por eso defendieron ciegamente a Alberto Fujimori. Grande fue mi decepción cuando me percaté que sí estaban al tanto de todo, pero por un motivo que yo desconocía no querían aceptar la evidente corruptela.
Hay sociedades que están listas para la democracia. Donde los ciudadanos sienten que el respeto al que piensa distinto es la mejor forma de convivencia. Eso sí, el fundamento principal es que todos defendamos los mismos valores más no las mismas ideas, que para eso está el debate. Si colocamos la libertad de las personas como punta de lanza, entonces andamos por un buen camino. De lo contrario, caeremos en el instinto de aniquilar al otro. Deseando que no existan los de distinto pensar porque tenemos miedo a que ellos también nos quieran exterminar.
Y ese temor está justificado. Pues me pregunto, ¿quién no quisiera que desaparezcan los fachos de este planeta? Lamentablemente, como dijo César Hildebrandt en una entrevista, que cuando veamos un atropello brutal a los derechos humanos, ¿qué haremos?, ¿pediremos el libro de reclamaciones? Aparentemente eso no funciona. Solo nos queda responder con el mismo calibre.
Ser demócrata en una sociedad con tendencia al fascismo no es lo mismo que serlo en una sociedad democrática. Algunos para su conveniencia quieren que sea así. Si uno les hace caso, solo estaremos dejando que nos arranquen las uñas y los dientes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario