miércoles, 20 de junio de 2018

Anticipación de la derrota



El día de ayer alcancé a ver los últimos veinte minutos del partido Rusia vs. Egipto en un televisor colgado de la pared de un restaurante en el Mercado Central. Estaba parado en la calle con varias personas, entre ellas vendedores ambulantes, cargadores apoyados en sus carretillas, un par de jaladores, compradores con sus paquetes en las manos y eventuales transeúntes. Como muchos sabrán, la suerte de Egipto ya estaba echada para ese entonces. El 3 -1 en contra era inapelable aunque lo egipcios intentaban reaccionar. Lo que me llamó la atención es que la gente hinchaba por Egipto. Les gritaban renegando su falta de efectividad y reaccionaban nerviosos ante los ataques rusos. Más aún, arengaban por Salah y le reclamaban por su mala suerte al perder un balón. No voy a negar que me proyecté en el futuro, que la similitud de la selección peruana con la egipcia era grande. Muchas expectativas, no van a un mundial después de varios años (el último fue Italia 90) tienen a su estrella que casi no juega por una lesión y un equipo cumplidor. Me imagino que en Egipto habrán muchos álbumes y muñequitos de Salah infestando el mercado y harta gente creyendo que podían llegar lejos, pues es así cuando perdemos a noción de la realidad al estar muy lejos de ella (hablo de un mundial de fútbol). Pensaba que esa empatía por los egipcios era porque así nos veremos si nuestra selección le va mal el día de mañana ante Francia. Que ellos veían en el rostro de impotencia de Salah, la cara desesperada de Guerrero de no poder hacer nada ante una inevitable eliminación. Al final del partido escuché varias maldiciones, se dispersaron cabizbajos a continuar con sus actividades. Por un instante también me dejé llevar por esa imagen de sentirme un perdedor resignado por anticipación.


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