domingo, 17 de noviembre de 2019

Sobrevivencia y aprendizaje

Cuando caminaba por un parque a los quince años tuve una revelación. Me percaté que en tercero de secundaria no aprendí nada con respecto a los conocimientos. Justo ese año me cambié a un colegio de varones y la enseñanza era bastante pobre. Lo que sí aprendí fue a sobrevivir. Entre la maña y los golpes me enteré que puede existir gente que quiere hacerte daño por las puras y que no te quedaba más opción que seguir su juego o darles un puñete en la cara. En otras palabras, fue un retroceso si es que uno quería integrarse al mundo civilizadamente, en una realidad donde la lealtad, la honestidad, el respeto a la palabra y las buenas costumbres sean lo que uno quiere desarrollar. El bien común como finalidad.

Con el pasar del tiempo he visto a mi país pasar siempre por esa etapa de supervivencia donde la democracia intenta sostenerse soportando a gente infame como lo han sido los políticos afines al aprismo y el fujimorismo. Es difícil crecer en valores con individuos agresivos en reflexión y acción. Mientras esos individuos tengan algo de poder, nuestro país será como aquél cavernícola que corre para huir de un tigre diente de sable, escondido y angustiado en su cueva no pudiendo si quiera crear un propio lenguaje.

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