sábado, 25 de mayo de 2019

Los Principios Mutantes

Desconcierta algunas maneras en la que los individuos mutan para sobrevivir o hacer realidad sus más fieros oportunismos. Desde hace un tiempo he visto que algunos coetáneos universitarios se han lanzado a ocupar cargos públicos llenándose la boca con discursos donde abundan el compromiso social, preocupación por la realidad del país, ufanándose de su conciencia ciudadana. La verdad es que nunca los vi preocuparse por algún problema universitario, ni siquiera una idea crítica en el aula, ni en una conversación de comedor. Me pregunto:¿cómo así ahora les preocupa el país?, ¿dónde ocurrió esa revelación o epifanía? Hasta ahora recuerdo a un personaje que se negó con desdén y cierta indiferencia cuando en mis épocas del PPC le pedí una firma para inscribir al partido en una época donde la U de Lima estaba flanqueada por fujimoristas y años después lo veo candidateando por este partido y consiguiendo un cargo. En un capítulo de los Simpson, el abuelo le responde a Lisa ante la pregunta de cómo es posible que la gente cambien con el poder o el dinero. Y este le responde que el dinero no cambia a las personas, sino que les hace ser lo que siempre quisieron.

Finalmente, ahora que ya ha pasado el día de las madres y este comentario no caería en la mala leche, es también desconcertante ver a tanta gente agradeciendo a sus madres por ser quienes son, así como leí en un post, un tipo de coach que hizo de ellos unos ganadores. La verdad es que deberían ser más prudentes. Si bien ellos creerán que son los mejores hijos, en varios casos son personas malintencionadas, arrogantes, mentirosas, estafadoras, acosadores, hipócritas, intolerantes, discriminadoras etc. En muchos casos las madres hacen hasta lo imposible por que sus hijos no les salgan descarriados, pero al final se les va de las manos para que luego suban fotos con ellas y escriba: "por ella soy quien soy". Ya me imagino el chanclazo que les darían por oportunistas.

martes, 7 de mayo de 2019

La Eternidad del Papel

El libro en papel nunca perecerá mientras existan recursos para crearlo, no lo extinguirá la tecnología digital porque esta aglutina demasiada información, tanta como la que puede soportar el lenguaje binario, lenguaje diseñado para las máquinas. Nuestro cerebro procesa lento la información y lo más adelantado que creó conforme a su naturaleza en este menester fue la imprenta. La Internet es la necesidad creada por dicho lenguaje binario (creado para calcular cantidades). Un ejemplo simple es observar nuestro teléfono celular y ver cuántas funciones usamos de este en nuestra vida diaria. Las máquinas nos sobrepasan, los libros electrónicos solucionan un problema de espacio y de uso de recursos (siempre y cuando sea masivo) pero no están a la par de los usos del hombre sino del comercio y sobre todo de la interconexión.

Hace mucho un profesor mencionaba que la Era Espacial estaba mal denominada porque esta debió llamarse la Era de la Comunicación porque la instalación de satélites facilitó la conexión entre los seres humanos. Sin embargo, ya vemos que esto está llegando a niveles poco recomendables para la vida diaria y me pregunto ¿quién necesita saber dónde está el otro todo el tiempo o qué es lo que hace? ¿Para qué me sirve esa información? ¿Es algo vital para el ser humano? Pero lo real es que todas esas necesidades que generan, por ejemplo, La Internet, más le son útiles a las bases de datos, a las máquinas que se alimentan de estas para funcionar. El cerebro del ser humano aún no ha evolucionado para aprovechar toda esa información, más aún, no la necesitamos para "funcionar". La máquina no tiene alma por eso la suple con información, el hombre tiene ese espacio que un lenguaje binario no lo puede llenar. Julio Ramón Ribeyro decía que despreciaba la erudición porque él creía que un hombre podía saber más de un autor habiendo leído un par de libros de él que otro que conocía su obra completa.

La lectura de un libro en físico otorga ese espacio que el alma humana necesita. Este fetichismo humano (el gusto por el libro en físico) no solo es una trivialidad, sino es lo que nos diferencia de las máquinas.

lunes, 6 de mayo de 2019

La hipocresía social

La hipocresía social es prima hermana de la moralina desenfrenada. De personas que son capaces de marchar una tarde por causas que realmente no creen solo con la intención de limpiar sus conciencias ante su falta de compromiso por lo que pregonan. Ver a varias personas en esta llamada Marcha por la Vida me desconcierta, pues todos los días observo en el centro de Lima a niños vendiendo golosinas, madres que en un brazo les cuelga un hijo y en el otro una caja de caramelos, señoras mendigas con tres hijos sucios y hambrientos que juegan en el suelo con piedras. En ese escenario, miles de personas pasan por su delante indiferentes, sin siquiera preguntarles por su vida o peor, les tiran una moneda con desdén con tal de sentirse bien por un día más.

Hace poco que caminaba por la plaza San Martín, vi a un niño de quizás seis años, que deambulaba sucio y con desgano portando una caja de caramelos, acercarse a unos turistas con apariencia de ser escandinavos y de unos cuarenta años. Les ofreció sus golosinas y sin esperar alguna respuesta de ellos, dio media vuelta y continuó su camino. Los extranjeros lo vieron irse con la boca abierta, se pasaron la voz entre ellos mirando con rostros de desconcierto en dirección al niño que se alejaba. Al pasar a su costado percibí en sus tonos de voz algo de preocupación.

Un día, hace ya casi un año, estaba con un amigo tomando unas cervezas por la avenida Angamos. Entrada la noche se nos acercó un individuo de quizás unos cincuenta y tantos años con el rostro agrietado y cansado, nos ofreció unos polos que traía en una bolsa. Le pregunté de dónde los había sacado y mientras calculaba una respuesta, nos pide que le invitemos una cerveza. Se sienta sin permiso y habla de cualquier cosa con el pretexto de terminarse lo más pronto posible el vaso que le llené y con mano propia servirse otro. Le pedí que me contara algo de su vida y entre las cosas que me dijo confesó orgulloso que tenía cuatro hijos con mujeres diferentes. Al decirme esto no dejaba de pensar en cómo demonios los podía mantener vendiendo en bares, polos robados.

Al final le pregunté si los mantenía, si le daba algo de dinero a las madres de esos niños, respondiéndome que no les daba nada. Yo le increpé diciéndole que sus hijos crecerán y le guardarán rencor por abandonarlos. Él más mirando con angustia la última botella que se terminaba me dijo algo como que sí lo sabe, que siente pena pero que así es la vida.

Basta estas figuras para saber que algo anda mal en nuestra sociedad. Si todos esos sujetos que "marchan por la vida", tuvieran más compromiso por los que ya están viviendo y no por los que no nacen aún, no veríamos tanto abandono y desgano por los que más nos necesitan. La religión es una forma elegante de ser un hipócrita. Una forma de colocarse un rótulo vacío en la frente, lleno de clisés y discurso prestado para evitar ser juzgado por sus actos. He visto gente que no va a ninguna iglesia y sería incapaz de abandonar a un hijo o no sentir empatía por el sufrimiento ajeno.


sábado, 4 de mayo de 2019

La ley de la conciencia

Es preocupante que estemos pendientes del devenir de nuestro país por cómo somos tratados por las leyes o peor aún, por quienes las imparten. 
Un mal juez determina qué es lo justo y nos da la impresión que el país está de cabeza. Y es evidente que no confiamos en el criterio de otros para determinar lo que debe o no debe ser. Cada uno es su propia nación donde se impone la moral, la verdad y la justicia. Aceptamos a quien se asemeje a nuestro parecer pero de forma superficial, no importando si más adelante nos enfrentaremos por alguna discrepancia más profunda. Confiamos en que esa dictadura personal nuevamente se imponga con otros que finalmente también piensen como uno. Al final, somos una sociedad de pequeños dictadores que se comen unos a otros solo con el fin de no perder el poder así no tengan a nadie ante quien detentarlo.

Queremos que la ley esté de nuestro lado, del fin personal, que certifique la moral que nos imaginamos. No vamos más allá de eso, olvidando lo dicho por Séneca, que lo que no evitan las leyes, puede evitarlo la honradez. No esperando que la sociedad se ordene en base a las libertades que cada individuo quiere gozar. Al contrario, andamos con un látigo, golpeando a quienes quieran salirse de la manada.

miércoles, 1 de mayo de 2019

Sobre el suicidio de Alan García

1.

Vamos a recibir nuestros 200 años de república con un balance patético de lo que somos como país. Con el suicidio de Alan García, dos veces elegido presidente, no se puede ser más gráfico de que somos un país con una clase política mediocre. Que ni en todos estos años hemos aprendido y aplicado los conceptos que la humanidad ha concebido para el bienestar de los pueblos. Nuestra sociedad ha fallado porque ha creado este tipo de dirigentes políticos. Alan García no fue un demonio ni un megalómano aislado, fue un hijo al que nuestra sociedad le dio privilegios para ser quien fue.

2.

Cuando se comenta en las redes sociales de Colombia y México acerca del suicidio de García, algunos con cierta ingenuidad y quizás buscando algo de honorabilidad en la política, intentan justificar que esa es la salida de los políticos con amor propio y que los dirigentes de su país no lo tienen. La verdad es que nada de eso es cierto. Para mí, la clase dirigente abandonó a García hace un tiempo, esa que le hizo sentirse tan autosuficiente y seguro ante tantas acusaciones a través de los años. Me imagino a Alan de estas últimas semanas, desesperado, llamándolos y nadie contestando su teléfono, para luego fingir en las entrevistas con sus últimas sonrisas cachosas, que todo estaba bien. Los que le inflaron el ego diciéndole que merecía que toda esa plata le llegara sola, miraron hacia otro lado.
El hecho de que los políticos corruptos estén cayendo uno a uno no es porque la justicia por fin impone su razón, sino es porque los verdaderos dueños del país se están deshaciendo de los personajes desgastados debido a que ya no les son útiles. Estos personajes se han quemado a sí mismos por su desmedida ambición y descontrolada egolatría. Ellos han buscado ser los amos y han mordido la mano de quién los puso en el poder.
Como alguna vez dijo un analista político: en el Perú, los partidos de derecha están constituidos por los abogados de los ricos y Alan finalmente fue eso, el candidato de los poderosos disfrazado de barato populismo. Esas reinvenciones que los viejos partidos buscan no están destinadas a que solo el ciudadano vuelva a confiar en ellos, sino en convencer a la clase dirigente que ellos pueden volver a manipular al pueblo.
Ninguno de los expresidentes y ex candidatos procesados tienen ya la simpatía de la gente. Eso es suficiente para que los poderosos los ignoren y los dejen solos con las consecuencias de los delitos cometidos. Algunos se pudrirán en la cárcel, otros se darán un tiro en la cabeza. A los dueños del país poco les importa.

3.

Al adversario no se le desprecia, se le respeta. Más aún cuando te vence. Alan García entendió la política como un asunto personal y nunca comprendió qué significaba administrar a un pueblo y lo que es la democracia. Dicen que fue un gran orador, pero no es cierto, fue un individuo que solo hablaba para ser escuchado y nunca para disertar, para llegar a un acuerdo. No sabía procesar lo que otros le decían. Era como un parlante parado en el medio de la plaza. No decía cosas sensatas, solo era retórica que tenía como objetivo buscar ser admirado. Jamás se escuchó de sus palabras una autocrítica salvo que esta escondiera alguna virtud.

El adversario te mide, te reta, busca tus puntos débiles para ponerlos a prueba. Es así que nos permite saber qué debemos mejorar y fortalecer. Ellos nos engrandecen y nos hacen más hábiles en nuestra labor. Aquél que no entiende eso, se vuelve necio y cae siempre en los mismos errores. No encuentra un valor en la lucha y la competencia porque siempre se corre del desafío.

Alan García siempre "compitió" cuando las condiciones estuvieron adecuadas para poder ganar. No quería preguntas incómodas, no deseaba tener cerca a gente que pudiera opacar su presencia. Es por eso que cuando no pudo vencer, enfrentando a la justicia como muchos lo hicieron, decidió renunciar e irse haciendo trampa. Un individuo así, cómo podría respetar a los adversarios si en realidad nunca enfrentó a uno en igualdad de condiciones. Por eso es comprensible su forma de despedirse. Algunos dicen que el suicidio no debe verse como un acto valiente o cobarde, pero esas palabras de despedida  en la que afirma que desprecia a sus adversarios, sí pueden calificarse como un acto de cobardía.

4.

Se duda del suicidio de Alan García. Ahora, en base a qué indicios se sustenta esta interrogante. ¿Alguna vez ha sucedido algo igual antes? ¿Con qué lo comparan? Dicen "qué extraño que hagan eso". ¿Cuál es su referente para decir eso? ¿Conocen el protocolo a seguir? ¿Cómo lo conocen? ¿Lo vieron en alguna película, CSI u otra serie? No caigamos en la angustia paranoica. Ya tenemos suficiente con los terraplanistas y con los antivacunas. Si alguna fuente seria da indicios de que existe una irregularidad, se podrá tomar en cuenta esa idea.

Basarse solamente en memes o imágenes en las redes sociales que no sabemos quiénes las escribieron para sustentar nuestro parecer, es como aquél que se convence que no llegamos a la Luna por los videos de Youtube.

5.

No era pena, melancolía o nostalgia lo que sentía por la muerte del político más influyente de los últimos años en el Perú.  Tantas veces acusado de corrupción y tantas veces huyendo de la justicia que uno se acostumbra a vivir en ascuas sobre lo que pasará con el villano y si al final recibirá su lección. Nos preguntamos sobre cómo será su caída y cómo será el impacto en este cuando reciba su castigo. Nunca pasará pues lo sacaron de la historia, de la serie, de la película sin pena ni gloria. Se me ha caído el cómic de la mano, el control remoto al suelo. Un decepcionante final. Y claro, la gente cree que está vivo, y como en toda película de Marvel, espera que en medio de los créditos finales apareciera la escena donde la mano del villano surja de debajo de la tierra. Porque no podemos creer que una fascinante historia como la del villano Alan tenga un desenlace tan malo.

6.


De todo se puede sacar lecciones hasta de la corrupción. Lo sucedido con el caso Odebrecht es una muestra de que quienes tienen el poder siempre ganan y en ese proceso de consolidar su hegemonía, usan y tiran a quienes los ayudaron en tal fin.
Los políticos son esas piezas de recambio que son comprados con unos cuantos morlacos a cambio de grandes ganancias. ¿Cuál es el balance de las operaciones de la transnacional? Si bien Marcelo Odebrecht pasará 19 años en prisión, saldrá a los 67 años, dos años menos que Alan antes de darse un tiro. Jorge Barata, el representante de esa empresa en Perú y principal coimero, ha sido excluido del caso a cambio de que cante todo lo que sabe. La empresa tendrá que pagar indemnización, pero se mantiene firme en sus negocios y cuidando el patrimonio de la familia Odebrecht. Y qué hay de la clase política peruana que recibió sus coimas. Un expresidente en cuidados intensivos que quizás pase sus últimos años de vida en prisión, uno muerto por propia mano y otros en proceso de ser encarcelados por muchos años. ¿A cambio de qué? de unos dólares que se acabarán con el tiempo. Un puñado de monedas ridículas al lado de lo que ayudaron a ganar a la transnacional.
Odebrecht seguirá ondeando su bandera sobre las nuevas licitaciones que ganarán en el futuro y nuestros políticos corruptos la verán flamear en todo lo alto a través de las rejas de una prisión.


La discriminación social en la publicidad

La discriminación en la publicidad son los manotazos de ahogado de la Lima de unos pocos, que ante el espejo no quiere ver su reflejo y por eso prefiere mirar a otro lado, hacia donde está su imaginario de cómo quiere ser. El mundo que nos muestra la publicidad cada vez es más aberrante porque la gente no se ve en ella. 

Todavía existe gente acomplejada que cree que mientras más clara es su piel, más derechos tiene o es más aceptado en la sociedad. Lo triste es que en una sociedad donde la igualdad de oportunidades gana terreno, aquellos que creyeron en esa falsa premisa de la superioridad de la piel clara caerán en la frustración al no obtener lo que creyeron que por su tez merecían. En algún momento se destruirá esa fantasía oligarca (muerta hace mucho pero su fantasma nos persigue) pues lo niños ya no verán que el poder proviene del color de la piel.

 Por eso vemos que las facciones más resentidas en muchas sociedades provienen de los sectores que asumen que poseen más derechos que el resto y que al no tenerlos (porque vivieron en el engaño), orientan su frustración hacia quienes creen que se los quitan (los otros sectores emergentes o inmigrante). Aún sigo viendo esfuerzos de la gente por blanquearse y esos son los peores, me traen a la mente al negro elegido por el hacendado para castigar a latigazos a los esclavos.

¿Qué se puede esperar de una sociedad donde inundan peluquerías, chifas y pollerías?...

¿Qué se puede esperar de una sociedad donde inundan peluquerías, chifas y pollerías? Donde el principal valor está en lo que se traga. Se ce...