Cada 12 de octubre estamos con el mismo rollo. Debido a la explotación del tema, se ha escrito innumerable bibliografía. Más aún, hay gente que se gana la vida con eso. Se habla de la Leyenda negra de la Conquista intentando desmentir aquello que ya está probado hasta la saciedad, buscando darle la vuelta a la Historia. Pero lo que alimenta aquello es la carga moral que le atribuyen a la explotación de España a sus colonias.
Es cierto que existió abuso y destrucción de las culturas que imperaban por ese entonces, sin embargo, así se formaba y forma la civilización. Nos pasan por encima sin darnos cuenta. El imperio incaico estaba destruyendo otras culturas para expandirse y no vemos a los herederos de los Chancas exigiendo el perdón a los Incas, pues quién es quién.
Aquellos que todavía se ofenden por lo sucedido hace centurias es porque han alimentado un resentimiento que no les pertenece, evitando así crear su propia identidad. Nos sentimos orgullosos de lo construido por las culturas pre incas o incas a pesar de que el país de hoy poco o nada tiene que ver con ello. Más somos concientes de la influencia cultural española que la heredada de los incas o preincas, tanto así que ni sabemos cómo se construyeron algunas de las edificaciones más emblemáticas del Cusco, y ni podemos descifrar los quipus.
Los españoles no tienen nada de lo que pedir perdón. Lo tendrían que hacer si actualmente mantendrían el coloniaje y su política de explotación. Al contrario, es ahora un país más desarrollado y con una influencia cultural muy fuerte en Latinoamérica.
He pasado por etapas antiespañola y hasta antichilena por haber entendido mal ciertos aspectos de la historia. El nacionalismo desmedido nos hace perder la perspectiva de lo que significa pertenecer a una civilización y más aún, que debemos proyectarnos. El pasado está solo para entenderlo y no hacer una religión de ello.
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