martes, 12 de noviembre de 2024

Regresa Alanis Morissette, y me viene a la mente cuando vino por vez primera...

Regresa Alanis Morissette, y me viene a la mente cuando vino por vez primera, no fui a su concierto, pero por ese entonces editaba una revista de ideas con unos amigos y se nos dio por ir a pegar unos afiches mal hechos de la publicación por algunos distritos de Lima. Esa noche fuimos por la Av. Universitaria cerca de la PUCP. Como dejamos algunas revistas en dicha universidad, entonces encontrábamos lógico pegar afiches cerca de ahí. Lo que recuerdo son los grandes carteles que promocionaban la visita de esta cantante pegadas en las paredes. Los nuestros empalidecían en tamaño, calidad y estética a su lado, ni qué decir de los que anunciaban a Dina Páucar o Sonia Morales. Eran realmente inmensos y de colores chirriantes con una tipografía abrumadora. Los que los colocaban venían en camionetas, escaleras y con unas enormes varas con las que afirmaban el papel, sin mencionar la actitud hostil que tenían. Una noche anterior, nos cruzamos con ellos por la Av. Wilson y de un plumazo nos taparon los tres afiches que habíamos colocado segundos antes.

Con esa bronca por lo sucedido, después fuimos a pegar los nuestros con algo más de autoridad, al menos de mi parte. Lo hacíamos a eso de las ocho de la noche para adelante y así evitar a la policía. Es así que tal día fui con una capucha negra para que no vean mi rostro. Quería lucir más intimidante.
Hallamos una pared adecuada, pero del otro lado de la avenida, llegar hasta allá requería dar la vuelta en U y el amigo, dueño del auto, no quería hacerlo, así que se estacionó a un lado y tuvimos que cruzar la pista cargado de los carteles, pegamento y una vara. Mientras luchábamos por pegarlos, escucho que alguien grita a lo lejos, increpándonos por lo que estábamos haciendo. Veo detrás del auto de mi amigo, a una camioneta moderna y unos chicos con carteles en las manos. Lucían como estudiantes de la universidad Católica: barbones, de tez clara, ropa de marca y una actitud altanera. Con la experiencia anterior, crucé enfurecido la pista, pero al parecer, mi apariencia era intimidatoria y pensarían que los iba a atacar. Me acerqué a ellos con una postura agresiva, encapuchado y una vara en la mano. No les iba a hacer nada, obviamente, pero quería saber por qué tanto nos reclamaban. Ellos eran los que estaban pegando ese mismo día los afiches de Alanis Morissette. Creían que estábamos cubriendo sus carteles, yo les expliqué con firmeza que no era así, que solo los estábamos colocando al costado, bajaron el tono y se fueron asustados. Por ese entonces era más sensible y me sentí culpable por haberles hablado de esa forma.
Fue una experiencia interesante. Ahí me di cuenta que hasta en esto de colocar carteles en las calles tiene su propia fauna y no quedaba otra que tener una actitud agresiva si uno desea sobrevivir para lograr el cometido. Alguna vez me tocó el pito un policía o un vecino me gritó e insultó desde su ventana. Me sentía una lacra social, pero todo valía la pena por mi revista y las ideas que queríamos dar a conocer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Qué se puede esperar de una sociedad donde inundan peluquerías, chifas y pollerías?...

¿Qué se puede esperar de una sociedad donde inundan peluquerías, chifas y pollerías? Donde el principal valor está en lo que se traga. Se ce...