viernes, 21 de septiembre de 2018

Keiko y cuatro gatos

Ya es conocido el vídeo donde Keiko le habla a unos cuantos despistados en plena calle. No dejaba de ver lo absurdo del uso de toda esa escenografía. En la plaza San Martín he visto a los charlatanes hablarle a más gente sin necesidad de micrófono ni tarimas. Y algunos dirán que no importa que sean tres o cuatro, no hay motivo para no dirigirse a ellos como si fueran miles y estarían en lo cierto. Sin embargo, eso sonaría bien si fuera un candidato que recién surge o del que no sabemos nada, hasta romántico se vería. El perrito que estaba casi a los pies de Keiko hacían más desoladora la imagen. Eso me trae a la mente la anécdota que siempre cuentan sobre la primera presentación del grupo estadounidense de punk, Los Ramones. Ellos se presentaron en un pub, el otrora CBGB (que aún no era lo que fue), ante el dueño del local, tres borrachos y un perro que se había colado. Nadie los escuchaba, pero ellos se tomaron tan en serio su música que poco o nada les importó quienes los estaban viendo.
Eso también vale, pero Keiko ya tiene millones de soles invertidos en su imagen y una campaña política inacabable que debe tener unos quince años, y todo eso para terminar así es realmente patético. Ojalá que los ciudadanos puedan ver en su carrera política como un manual de lo que no se debe esperar jamás de un político. Y más triste aún es escuchar las palabras dichas en ese mitin. Prácticamente se quejaba de que la acusaban de causar todos los males políticos del país, diciendo que los culpables son otros y que no lo querían ver. Debería ver ese monólogo de la Hora 25 donde Edward Norton ante un espejo le echa la culpa de todos los males que vive al resto para terminar con un célebre: "No, jódete tú Montgomery Brogan. ¡Lo tenías todo y lo echaste a perder…! ¡Tú, maldito estúpido!”




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