martes, 16 de julio de 2019

La programación de los individuos

Al conversar con diferentes individuos sobre temas controversiales, me he percatado de una cuestión que no tiene nada que ver con asuntos personales, sino de otra índole, que rozan con lo que llamamos programación. Aquellos sistemas operativos con los que las máquinas son instruidas para que operen en su vida útil.

A inicios de los noventas tuve una computadora con la que exploré las posibilidades de la programación. Si bien mis padres compraron una Sinclair ZX81 a mediados de los ochentas, nunca comprendí del todo su lenguaje Qbasic. Así que la AT281 fue la máquina a la que le tuve que escudriñar sus secretos entre las limitaciones del presupuesto y la tecnología de ese entonces. Aprendí que no todo lo que aparecía en la revista PC World, del que era fanático coleccionista, se podía hacer en una computadora de dicho modelo. Pantalla con tarjeta de vídeo Hércules, pocos MHz de velocidad, sin disco duro y poca memoria RAM prácticamente hacían imposible estar a la vanguardia tecnológica. Con bastante astucia pude seguirle el paso hasta que apareció el Windows en todo su esplendor y mi lenguaje DOS cayó en desuso.

En ese periodo que habrá durado unos tres años hasta que finalmente cambié de computadora, aprendí algo de la interacción entre hombre y máquina. Que así tengas la voluntad de querer insertar un programa a una máquina que no lo soportará, será imposible que uno obtenga una respuesta satisfactoria. Uno podrá diseccionar, adaptar, simular el programa, pero si la computadora no está en la capacidad de procesar lo enviado, simplemente lo rechazará y en el mejor de los casos, la ralentizará.

Hay factores a considerar. El primero es sobre si esa limitación es por el software, si es un asunto de programación; o segundo, uno más grave, si es un tema de hardware, si ya es el equipo. A veces uno tiene que ver con el otro. La máquina soportará un tipo de programa limitado, si ya es más sofisticado uno tendrá que comprar un hardware de mejor tecnología.
En líneas generales, si la computadora tiene limitaciones, un programa de avanzada jamás correrá en esta. Saldrá error de lectura o se colgará porque su procesador no podrá asimilar dicho programa. Y esa es la lección que he aprendido. Existen individuos a los que un argumento por más explicado con conceptos claros, amplios y profundos, no lo podrán procesar. Es como enviar una orden de diferentes tonalidades de color a una tarjeta de video monocromática o pedir que reconozca el Adobe Acrobat cuando no puede reconocer ni siquiera un Windows XP.

No se puede reprogramar a ciertas personas. Es infructuoso explicarles conceptos nuevos y tendencias modernas porque siempre saldrá error. Rechazará dichas ideas como una vieja PC no puede leer un archivo de compleja programación.

Con tristeza uno ve a estos individuos como una radio vieja, emitiendo su señal de amplitud modulada ya poco reconocible, entre la interferencia y el balbuceo, alzando el volumen, y en un rincón de un viejo sótano, esperando que el apagón tecnológico deje de darle espacio radioeléctrico a todas sus trasnochadas ideas.

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