jueves, 19 de octubre de 2023

Conversar con un dogmático es estresante. Más aún cuando uno difiere en opinión...

Conversar con un dogmático es estresante. Más aún cuando uno difiere en opinión. A uno de ellos le pedí que por favor leyera un libro que cuestionaba las ideas que me exponía. Lo primero que me respondió es que no necesitaba hacerlo porque él estaba muy seguro de lo que pensaba. Tal argumento me desconcertó. Lo que no me dijo es de dónde salieron las ideas que defendía, ni cómo así llego a estar tan convencido de ellas. Asumí que las había leído en algún lado. Normalmente el dogmático se caracteriza por ordenar sus ideas con oraciones. Algo así como sentencias o versículos bíblicos. Lo que aún me intriga es la rapidez con la que se convencen con una sola oración. Por ejemplo, cuando discutimos sobre la perspectiva de género, menciona frases como "Dios creo hombre y mujer" o "La naturaleza determina que solo existan dos sexos y todo aquello que lo cuestione está mal". ¿Cómo así se puede estar seguro de ello? Yo no lo sé. Existen múltiples temas donde se cuestionan los paradigmas de nuestra sociedad y para los que no tengo respuesta. No tengo cabeza ni tiempo para empaparme de todos los temas que en estas épocas están en entredicho, pero soy consciente que se debe tener cierta apertura a las nuevas ideas que se van a generar producto de ese debate. Hasta diría que es algo elemental y de sentido común. Cuando uno cae en el dogmatismo argumentativo es señal de cansancio intelectual. De bajar los brazos a la evolución del pensamiento. Así uno se convierte en un dinosaurio que solo espera que caiga el meteorito sobre su cabeza.

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