martes, 17 de octubre de 2023

En mi niñez nunca faltaron diarios para leer...

En mi niñez nunca faltaron diarios para leer. Siempre encontraba uno sobre la mesa de la cocina. Cada cierto tiempo cambiábamos de periódico: El Comercio, La República, Expreso, Extra, Hoy, Ojo son los que más recuerdo. Cada uno tenía ciertas características. Por ese entonces, coleccionaba los llamados chistes. Tenía bastantes a un extremo de la mesa de mi cocina. Sea desayuno, almuerzo o cena, los releía siempre. La mayoría eran de la famosa editorial Novaro. Así que para no perder la costumbre, buscaba las viñetas en los periódicos. Estaba Supercholo de El Domincal, Ume en El Comercio o el que por ese entonces no entendía, Manyute de Ojo. Así hubo varios, pero en Expreso aparecía en una sección, un pequeño recuadro con las llamadas frases célebres. Durante un tiempo las recortaba y las guardaba en un folder. Las releía con regularidad. Tenía una particular atracción por ellas. Aunque luego de un tiempo me cuestioné sobre cómo así esas frases aparecieron. Es decir, pensaba en cómo se les ocurrieron a esas personas. Sabía que eran héroes, escritores o pensadores pero no comprendía la naturaleza de su origen. No sé si le pregunté a alguien, lo que sí sé es que no lo supe buen tiempo. Luego pude comprender que eran extractos de obras más grandes. Sin embargo, también me cuestioné en que si había algo más aparte de lo dicho, qué tal si eso le cambiaba el sentido a la frase. Igual me fascinaban las sentencias porque me hacían pensar en varias cosas a pesar de mi corta edad. Con el tiempo me volví seguidor de estas frases y compré un librito de un sol que vendían en los buses en un viaje de retorno del colegio a mi casa. Tal vez sea el primer libro que compré con mi dinero (aún conservo esa publicación). Lo cargué por años en una cartera de cuerina que llevaba a todos lados. Después compré otro con más frases y las famosas Selecciones que también contenían estas sentencias filosóficas. La inquietud por descubrir el origen de estas frases quizás también me llevó a comprar y leer libros. No estoy seguro de eso ya que el recuerdo que les acabo de compartir fue uno que surgió como una epifanía varios años después de mi interés por la lectura y los libros. Era casi una etapa olvidada de mi vida que apareció repentinamente cuando leí una frase en un libro que no lo había leído con anterioridad, pero sospechosamente ya la conocía.

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