sábado, 25 de enero de 2020

La obligación del recuerdo.

Nos han dicho que para entender el presente debemos conocer el pasado. Ahora, eso no solamente es una idea que debe tomarse en cuenta a nivel social, sino a nivel personal y familiar. Algunas de las grandes interrogantes de nuestra existencia están en los recuerdos familiares y amicales. Ahí hallaremos el hilo de la madeja en la que se ha convertido nuestra existencia ya que a determinada edad comienza a hacerse compleja.

Sin embargo, qué pasa cuando este pasado no es agradable. La memoria intenta olvidar rechazando cualquier indicio que nos pueda traerlo nuevamente, creyendo que así podremos construir una nueva historia a partir de nosotros, dejando de lado lo que nos atormentó. El riesgo es que ante esa actitud no encontremos razones a nuestro sentir y pensar actual porque hemos desaparecido el origen. Lo que está derecho no tiene porqué ser cuestionado, pero con lo torcido, ¿qué hacemos con aquello?

Al ser un individuo memorioso, retengo muchos recuerdos en mi mente y siempre he querido darles un soporte material a mis vivencias pasadas. Más en objetos y a veces en escritos. Y eso me hizo pensar en que muchos individuos son así. Aún recuerdo el día que fui al Instituto Riva-Agüero para colaborar en algo y me mandaron a su biblioteca para ayudarlos a ordenar sus documentos. Al ver tantos recibos y hasta anotaciones de lo que compraba el día a día pregunté la razón para que este señor guarde todo eso. La bibliotecóloga me dijo: "es que él tenía sentido de la historia". Aunque no negaré que el riesgo será que ese afán de querer mantener este soporte material se enfrente a aquellos que deseen destruir ese pasado. Los que quieran reinventar su vida olvidando quiénes son y de dónde vinieron. Quizás los cercanos a Riva-Agüero no hubieran valorado tanto su legado como sí los historiadores.

Y de no tener a un centinela de estos recuerdos materiales, la suerte está echada. Fotografías, recibos, anotaciones, escritos, afiches, vestimenta, etc. quedarán expuestos a quienes tales cosas les traiga al presente aquello que desean olvidar. Porque quizás en realidad ya no les evoque una idea que les sirva valiosamente en su nueva vida. Pero según mi parecer, eso tendrá consecuencias. Si nuestro presente es un rompecabezas que contiene todo lo vivido, ¿qué pasaría si desechamos las piezas que no son de nuestro agrado?, ¿llegaríamos a armar plenamente la imagen proyectada? Siempre faltaría algo y en el peor de los casos no sabríamos qué.

Existen personas que quieren vivir sin memoria. Sea por salud mental o por practicidad. Para ellos, los objetos del pasado son residuos de una vida fallida, de los anhelos que no pudieron ser.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Es necesario, en cualquier circunstancia, que los conflictos no lleguen a niveles dramáticos...

Es necesario, en cualquier circunstancia, que los conflictos no lleguen a niveles dramáticos. Hace unas semanas, vi un documental sobre la i...