jueves, 7 de mayo de 2020

Profesores virtuales

Mencioné en otro post sobre que no es necesario ser maestro para enseñar conocimientos básicos al frente de una cámara de televisión siempre y cuando estos hayan sido desarrollados por maestros calificados. Hubo una actriz del cine clásico norteamericano, no sé si fue Greta Garbo o alguna otra, que decía que le gustaba ser actriz porque gracias a los guiones podía decir cosas inteligentes. Ideas que nunca se le hubieran podido ocurrir por cuenta propia.
Cuando me preparaba para la universidad, estudié en la academia Trilce que queda (o quedaba) por Camaná, en el centro de Lima. Como quería ingresar a la Universidad Católica, habían áreas a las que no les daban mucha atención como a la Trigonometría y la Geometría (a esta un poco más). Así que los maestros no eran tan capos como los que enseñaban Álgebra, Aritmética o Física. El profesor de Geometría era un personaje. Llevaba una camisa con un botón desabrochado, una gruesa cadena plateada de la que colgaba una medalla y tenía el cabello desordenado. Entraba al aula despreocupadamente y con autoridad escribía en la pizarra los ejercicios que resolvería esa clase. Los mismos que estaban en la separata que nos entregaban. Dueño del aula se paseaba indicándonos lo que debíamos hacer. Nos preguntaba qué fórmulas usar y si no sabíamos nos decía en tono de reproche pero también de broma que cómo es posible que no las recordemos.
Era un individuo simpático, de buen trato. Al terminar los ejercicios que estaban escritos en la pizarra, caminaba al lado de las carpetas explicando nuevamente su resolución. Yo tenía preguntas y esperaba a que terminara de ayudar a los demás alumnos. Varias veces me quedaba con los crespos hechos porque se demoraba demasiado con los otros y hasta no terminaba de ayudarlos porque sonaba el timbre que indicaba el cambio de curso. Al fin pude preguntarle y le enseñé un ejercicio que había sacado de una separata de mi anterior academia. Era difícil para mí así que le dije si me podía ayudar a resolverlo. Tomó el papel, me pidió mi cuaderno y comenzó a dibujar figuras geométricas y fórmulas por toda la hoja. Estaba en total silencio, solo podía ver en su ceño su extrañeza. Hacía muecas y luego de interminables minutos me dice: "Está difícil alumno, ¿de dónde has sacado esto?. Voy a revisar algo y te lo resuelvo la próxima clase". No sé si lo apuntó en otro papel pero nunca lo llegó a resolver.
Le pedí a un primo que conocía muy bien las matemáticas que lo resolviera días después. No sin antes advertirle que mi profesor no había podido encontrar la respuesta. Como mi primo ante esas advertencias le entraban más las ganas de hacerlo, lo tomó, lo observó un poco tiempo más de lo normal (ya que siempre resolvía rápidamente lo que yo le alcanzaba) y lo hizo. "¿Ese ejercicio no lo pudo hacer tu profesor? Ese no sabe nada" me dijo satisfecho.
Ante esa observación, los siguientes días miré con atención la forma de resolver los problemas de mi profesor. Es ahí que me percaté que se los memorizaba. Él ya los tenía resueltos con anterioridad y solamente nos mostraba en la pizarra algo que ya había hecho en otro lugar (o se los habían hecho). Por eso no podía resolver los casos nuevos. Esa era la razón por la que se demoraba. En mi curiosidad, me acerqué a los alumnos a los que había "ayudado" y les pregunté si había podido resolver los nuevos problemas. Varios me dijeron que no.
La moraleja es que puedes fingir saber bastante si es que no te sacan de tu zona de confort y enseñar lo suficiente. Yo terminé aprendiendo lo necesario. Las actrices o actores que están detrás de una cámara tienen asegurado que nadie los sacará de esa zona. Si el guión está bien escrito, todos creerán en tu personaje.

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