jueves, 7 de mayo de 2020

Humildad y pandemia

Las explicaciones para hallar el origen de la pandemia se han esparcido tanto como el virus mismo. Las hipótesis más excéntricas han tenido eco hasta en las mentes más lúcidas. Desde un complot para establecer el nuevo orden mundial hasta un castigo divino. Ni la versión oficial es clara en ese aspecto y levanta un ojo de sospecha porque sabe que no debe convencerse fácilmente. Y si tenemos en cuenta que tal vez la explicación científica sea tan compleja que no pueda traducirse a lenguaje profano, entonces la incertidumbre será permanente.
Ahora mismo nos angustiamos por encontrar de forma inmediata la razón de lo que nos agobia. Sin embargo, no olvidemos el principio de la parsimonia o la Navaja de Ockham. Este afirma que ante varios supuestos, debemos escoger el más simple y descartar el que tiene más elementos difíciles de probar. El más sencillo es que la Naturaleza ha creado un virus para despoblar la tierra. Un fenómeno que ha sucedido a través de toda la historia de la civilización y a todas las especies.
Detalle que olvidó Thomas Malthus, pero que nos dejó una teoría pertinente donde nos decía que "la población aumentará geométricamente, mientras que la producción de comida solo aumentará en una proporción aritmética. De esta forma, aparecerá una escasez en el largo plazo que requerirá un descenso de la tasa de natalidad." Obviando que las guerras, migraciones o las epidemias podían también evitar la sobrepoblación. De esta forma hemos evitado la llamada "catástrofe malthusiana" en el que la civilización y la misma Naturaleza han asegurado nuestra supervivencia de diversas formas.
Otra razón importante para sospechar que la Naturaleza ha creado el Coronavirus es que no afecta a los niños. Especialistas médicos dicen que hasta podría poner el riesgo nuestra permanencia como especie si es que este virus los hubiera atacado a ellos. Pero no lo ha hecho, sino principalmente a los organismos más viejos. Y también es "inteligente" en cierta forma. No mata de manera inmediata a los portadores. Hasta puede estar en un organismo y este no presentar síntomas. Así garantiza su expansión sin levantar sospechas. Caso contrario a otro virus más letal como el Ébola. Si bien es más mortífero (destrucción de los órganos internos), las personas infectadas morían en pocos días. Hecho que impedía al individuo portador transitar por varios lugares esparciendo la enfermedad. Es natural que los virus sean ahora más "listos". Si por lógica debemos deducir que siempre se debe despoblar de humanos la Tierra y como mecanismo de defensa nosotros hemos evadido esa "ley natural" con antibióticos, penicilina y demás tratamientos médicos. Lo real es que el designio se debía de cumplir en algún momento. La Naturaleza puede haber actuado como esas super máquinas que lanzan cientos de miles de combinaciones por segundo por muchos años para encontrar el código deseado. Parece que ya lo halló.
La situación que estamos viviendo solo es una señal que somos una parte de un proceso evolutivo inmenso en el que no estamos ni de lejos en la cima de la pirámide.

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