Dar marcha atrás con el "pico y placa" de género no es una buena señal para evaluar la eficacia de las medidas que está tomando el gobierno. Es ceder a la idiosincrasia de la gente que no desea modificar su estilo de vida a pesar de que esta cambiará definitivamente con el transcurrir el tiempo. Según encuestas, las mujeres se hacen cargo de las labores domésticas en su mayoría. Es entendible que en circunstancias normales sea así. Los hogares peruanos se han configurado de esta forma y así son más eficientes a pesar de ir en contra de lo que la igualdad de género busca. Sin embargo, las medidas extremas que estamos viviendo implica un cambio de actitud con respecto a estos hábitos. A qué me refiero. Aunque parezca políticamente incorrecto decirlo, ¿qué hicieron los hogares más pobres para llevar un sustento económico adicional? Hacer trabajar a los niños. Al no tener ningún tipo de ayuda del Estado, estas familias se vieron obligados a hacer algo tan terrible como mandarlos a la calle a buscar algunas monedas. Es decir, ante situaciones extremas y siendo conscientes de que esto es así, los hogares se deconstruyen. Se trastoca lo establecido por una situación que la ven injusta para reivindicar su derecho a la subsistencia.
Las medidas impositivas de un gobierno que intenta hacerlas cumplir "porque así debe ser", no da la posibilidad a las familias de reconfigurar su estructura. Buscar una forma que estos mismos hogares cuestionen los "microfascismos" o "micromachismos" a los que están sometidos, sería una estrategia ideal para que las familias actúen de acuerdo a las necesidades colectivas. Intentar retar su configuración interna desde disposiciones drásticas y en muchos casos abusivas, harán que se reafirmen en la configuración que ya tienen porque es la más efectiva. Nos dicen que no es momento de dar lecciones de lo que es la igualdad de género. Pero no es responsabilidad del Estado darlas, sino ayudar a que estas condiciones puedan desarrollarse por sí solas de la manera requerida. Si se les abandona sería peor.
Es evidente que el llamado "pico y placa" por géneros fue una medida torpe tomada a la ligera sin evaluar el trasfondo social que tenemos. Sin embargo, no debieron descartarla del todo. Solo debieron adecuarla a la realidad del país. Darles más días a las mujeres podría haber ayudado a visibilizar la situación a sus propias familias sin exponer la salud pública. En cierta forma, el mismo hombre vería con más claridad el lugar que tiene en su hogar y en la que lo ha llevado a vivir dependientemente de lo femenino en una época extrema. Eso quizás lo haría retar la idea dual de lo que es ser hombre y ser mujer en la sociedad.
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