Solo momentos como estos hacen que muchas cosas para otros recién tengan sentido. Algunos criticaban que uno se compre una caminadora si se puede correr en la calle. Ahora pues.
Me he sentido como un cosmonauta en la MIR. Corriendo hacia la nada porque no se puede ir hacia ninguna parte. Al menos intentaré seguir esta rutina para fortalecer el cuerpo y el ánimo si las cosas empeoran. O quién sabe, tener el físico suficiente para huir de hordas hambrientas si el apocalipsis se consuma. Mejor aún, ser yo quien persiga a los débiles y quitarles sus cosas para sobrevivir. Aunque quizás no pase mucho y el mundo continúe con nostalgia y dolor por lo vivido. Así, cuando el personal del Minsa entre a mi habitación y vea mi cuerpo a punto de descomponerse se digan entre ellos: "fue un hombre hermoso".
No hay comentarios:
Publicar un comentario