Me siento como marinero de la Santa María y Vizcarra es el Colón de esta travesía. Encerrado en un barco que no sabe si llegará a su destino y el capitán dice: "ya estamos cerquita, sigan con fe". Pero nada. No se divisa tierra, mi capitán. ¿Qué hacemos? ¿Seguimos comiendo menestras y pan duro? Hasta cuando será esta incertidumbre que ni siquiera hay un mar en donde arrojarse. Un motín solo nos llevaría a que naufraguemos en la desesperación.
Mi camarote no tiene ventanas. Solo una virtual que me dice que tampoco hay tierra más allá del horizonte.
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