Reactivar la economía es necesario. Sin embargo, es curioso que se inicie cuando estamos alcanzando el pico de contagios. Si bien el porcentaje de infección no sube, tampoco baja. Es claro que el servicio de salud ha colapsado y poco puede hacer el gobierno para evitarlo. Es decir, el sector producción funcionará incrementándose aún más la cantidad de contagiados porque por más que se tomen precauciones, salir es peor que quedarse en cuarentena. Es lo lógico.
¿Cuál sería el motivo?, pues que las empresas no pueden seguir perdiendo dinero y menos el Estado. El gobierno está usando la cuarentena no solamente para evitar una desgracia mayor, sino también para medir el impacto de la opinión pública ante esta situación. Quizás creyendo que nos llevaría a la anarquía el que la gente vea que el sector salud no se da abasto y que otros mueran por cientos diariamente, hizo que nos mantengamos en nuestras casas. Sin embargo, día a día vemos que los muertos se incrementan, que los hospitales colapsan y las personas no reaccionan. Siguen saliendo a hacer sus actividades y esa tan temida anarquía no sucede. La indolencia ciudadana ante el sufrimiento ajeno le garantiza al gobierno que reactivar la economía de a pocos no generará desorden a pesar de que mueran muchos más. No somos el único país en tener un escenario similar. España es un gran ejemplo de eso.
El gobierno intenta garantizar el orden institucional. Si ve que al ciudadano no le importa su propia salud y menos la del resto, entonces podrá planificar sus estrategias económicas en base a esa variable que antes no tenía. El miedo al caos social e institucional por el colapso del sistema de salud se está perdiendo.
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