Es necesario, en cualquier circunstancia, que los conflictos no lleguen a niveles dramáticos. Hace unas semanas, vi un documental sobre la intervención de Rusia en la Segunda Guerra Mundial. Esto lo hice al ver un discurso donde un desafiante Putin, le responde a Biden sobre si se acuerdan quiénes vencieron a los nazis.
Mientras observaba el actuar de los soviéticos en la guerra
y el gran coraje que mostraron sumado a la obligación de morir por su país.
Pensaba en la bestialidad del actuar de Stalin. El líder soviético era
despiadado, mentiroso, violento y megalómano. Entonces me dije: "Solo
alguien así, con ese carácter y personalidad pudo detener a Hitler". El papelón de Chamberlain de creer en la
palabra de Hitler, la diplomacia de Churchill y la estrategia diplomática de
Roosevelt, cayeron en el más hondo ridículo cuando el líder nazi no cumplió con
su palabra de respetar ciertos acuerdos. Peor aún, también lo hizo con Stalin.
Que fue incrédulo cuando le informaron que Alemania había invadido territorio
ruso a pesar de firmar un tratado de no agresión con los nazis.
Hitler ha sido y es uno de los líderes políticos más
despiadados que ha conocido la humanidad este último siglo. ¿Quién podría
detener a alguien así? Es evidente que fue un individuo con una visión muy
particular de la existencia, una casi desconocida para quien ha sido educado
con ciertos valores que media humanidad reconoce. Solo Stalin pudo entenderlo y
jugar con las mismas reglas. Ambos ejércitos lucharon en una de las batallas
más sangrientas y quizás la menos relevante a nivel estratégico, como fue la de
Stalingrado. Luego de la derrota nazi, este ejército no fue el mismo.
EEUU también lo entendió, sabía de la amenaza soviética y la
brutalidad japonesa en contra de los chinos y contra ellos en Pearl Harbor. Les
lanzaron una bomba espantosa. Siendo quizás el acto más abominable realizado en
medio de una guerra.
Lo que enseña es que cuando la locura se desata, un cuerdo
no puede detenerla. Si la mecha de la irracionalidad se prende, solo otro orate
va a poder apagarla. Al final, la paz se va a lograr porque se despertó el lado
más malvado del ser humano con solo el afán de impedir que todo se destruya.
Para llegar a ese nivel de violencia, se debe ser muy
indiferente a lo que sucede en el día a día. Creyendo que todo problema se
solucionará cuando la pus salga de la herida. Lo de Israel con Palestina ya se
ha salido de control. Nadie racional va a poder detener ese conflicto. Se gasta
demasiada razón en una guerra que ha invadido la emoción y la rabia. En otros
tiempos, se arrancaba el corazón del rival para desaparecer el espíritu de su
rebelión. Si bien hemos tardado demasiado tiempo en entender que esto no es
así, cuando la violencia nos somete volvemos a los primarios sentimientos
de sobrevivencia.