domingo, 17 de noviembre de 2019

Sobrevivencia y aprendizaje

Cuando caminaba por un parque a los quince años tuve una revelación. Me percaté que en tercero de secundaria no aprendí nada con respecto a los conocimientos. Justo ese año me cambié a un colegio de varones y la enseñanza era bastante pobre. Lo que sí aprendí fue a sobrevivir. Entre la maña y los golpes me enteré que puede existir gente que quiere hacerte daño por las puras y que no te quedaba más opción que seguir su juego o darles un puñete en la cara. En otras palabras, fue un retroceso si es que uno quería integrarse al mundo civilizadamente, en una realidad donde la lealtad, la honestidad, el respeto a la palabra y las buenas costumbres sean lo que uno quiere desarrollar. El bien común como finalidad.

Con el pasar del tiempo he visto a mi país pasar siempre por esa etapa de supervivencia donde la democracia intenta sostenerse soportando a gente infame como lo han sido los políticos afines al aprismo y el fujimorismo. Es difícil crecer en valores con individuos agresivos en reflexión y acción. Mientras esos individuos tengan algo de poder, nuestro país será como aquél cavernícola que corre para huir de un tigre diente de sable, escondido y angustiado en su cueva no pudiendo si quiera crear un propio lenguaje.

viernes, 8 de noviembre de 2019

Sobre la "normalidad"

Cada vez que le contaba alguna cosa algo particular a un amigo, este me decía con angustia: "eso no es normal". Y me preguntaba interiormente sobre lo que es ser normal y no. Era evidente que para dicha persona la normalidad significaba pasar desapercibido y no inspirar desconfianza. Ser así no deja demasiado espacio para la iniciativa y la creatividad. Intentar mantener el equilibrio entre lo que es "correcto" o "incorrecto" genera una tensión emocional frustrante y los espacios a los que lo confinan a uno alimentan esa conducta "social" normalizada, léase colegios y universidades.

Los buenos psicólogos pueden diferenciar entre una personalidad particular y otra que está perturbada por factores patológico o externos. Lamentablemente todavía hay quienes marcan una línea entre lo que es y debe ser. Lo peor es que buscan que todos se alineen en esa frontera. Por eso ¿quién marcó o determinó qué es la normalidad? ¿Quién ha demarcado esa línea?

Si uno le pregunta al vecino su propia definición de dicho término, encontraremos las más diversas respuestas. Entonces, ¿para qué pedir al prójimo que actúe de una forma que no sabemos definir? En el fondo, la normalidad es ser de tal forma que no perturbes las creencias y la imagen del mundo que cada uno se ha fabricado. Por eso es que siempre seremos juzgados si somos tal como queremos ser porque andaremos destruyendo los mundo ajenos y antes que eso pase, el resto saldrá corriendo despavorido de uno. No aceptar las diferencias del ser humano es ignorar los hechos de la vida. Ignorar la biología, la antropología, la historia, la sociología, etc. Creer en la "conducta normal" es desconocer la naturaleza humana en su totalidad.

miércoles, 30 de octubre de 2019

Reflexiones sobre el consumo de la carne

"El nivel de vida superior que poseen las naciones industrializadas no es consecuencia de una mayor eficiencia productiva, sino de un aumento muy fuerte en la cantidad de energía disponible por persona. En 1970 Estados Unidos consumió el equivalente energético a 12 toneladas de carbón por habitante, mientras que la cifra correspondiente a la India era la quinta parte de una tonelada por habitante. La forma en que se consumió esta energía implica que cada persona despilfarra mucha más energía que Estados Unidos que en la India. Los automóviles y los aviones son más veloces que las carretas de bueyes, pero no utilizan la energía con mayor eficiencia. De hecho, el calor y el humo inútiles provocados durante un sólo día de embotellamientos de tráfico en Estados Unidos despilfarran mucha más energía que todas las vacas de la India durante todo el año. La comparación es incluso menos favorable si consideramos el hecho de que los automóviles parados están quemando reservas insustituibles de petróleo para cuya acumulación la tierra ha requerido decenas de millones de años. Si desean ver una verdadera vaca sagrada, salgan a la calle y observen el automóvil de la familia".
Vacas, cerdos, guerras y brujas - Marvin Harris

Ya la OMS nos ha dado sus advertencias sobre el consumo de las carnes para la vida y el planeta, sobre todo si consideramos que la crianza de los animales que nos la proporciona genera un alto costo en los recursos naturales que poseemos. Es decir, alimentar a una vaca ocasiona que la mayoría de tierras destinadas al cultivo, sean utilizadas para que ellas coman. Marvin Harris, en su libro "Vacas, cerdos, guerras y brujas" en el que intenta explicar las razones por las cuales ciertas naciones, religiones y culturas actúan de manera enigmática, se refiere a la India, donde se venera a la vaca y es no solamente un delito comerla, sino un sacrilegio. Él reflexiona así: "Pero me pregunto qué se pierde en realidad con la prohibición del sacrificio y el tabú sobre la carne de vaca. Desde el punto de vista de la economía agrícola de Occidente, parece irracional que la India no disponga de una industria para envasar carne. Pero el potencial real de esta industria en un país como la India es muy limitado. Un incremento sustancial en la producción de carne de vaca forzaría el ecosistema entero, no por el amor a las vacas, sino por las leyes de la termodinámica. En cualquier cadena alimentaria la interposición de eslabones animales adicionales provoca un fuerte descenso en la eficiencia de la producción de alimentos. El valor calórico de lo que ha comido un animal siempre es mucho mayor que el valor calórico de su cuerpo. Esto significa que hay más calorías disponibles per cápita cuando la población humana consume directamente el alimento de las plantas que cuando lo utiliza para alimentar a animales domesticados.
Debido al alto nivel de consumo de carne de vaca en Estados Unidos, las tres cuartas partes de todas nuestras tierras cultivadas se destinan a alimentar al ganado en vez de a la gente. Puesto que la ingestión de calorías per cápita en la India ya está por debajo de los requisitos mínimos diarios, la orientación de las tierras cultivadas hacia la producción de carne sólo provocaría una elevación en los precios de los artículos alimenticios y un nuevo deterioro en el nivel de las familias pobres. Dudo si más del 10 por 100 de la población india podría incluso hacer de la carne de vaca un artículo importante en su dieta, prescindiendo de si creen o no en el amor a las vacas".

lunes, 28 de octubre de 2019

Advertencias carnívoras.

La noticia acerca de lo dañino que puede ser el consumo de carne nos libera, en cierta forma, del estigma que provocaba el no comerla por no tener recursos económicos. Es común escuchar que la falta de consumo es producto de la pobreza de las personas y que trae la consecuencia de la futura debilidad corporal, y por lo tanto, condenados a ser individuos disminuidos por la falta de proteínas que la carne nos proporciona. Nadie sabe las consecuencias que traerá dicha noticia, algunos dicen que se trata de una exageración, aunque yo no estaría tan seguro. Ya en los cincuentas, los medios de comunicación alertaban sobre los peligros del tabaco y sesenta años después ya nadie los cuestiona y más aún, las leyes amparan dichas advertencias. Quién sabe si de aquí a unos años la carne sea eliminada de nuestra dieta básica y sea tan ridículo comerla como cuando nos cuentan la historia de que en culturas primitivas, los guerreros se comían la carne de sus adversarios para adquirir sus habilidades.
Quizás de aquí en adelante ya nadie hable de las bondades de la carne, aunque no será fácil ya que las empresas dedicadas a su procesamiento invertirán mucho dinero para desacreditar las investigaciones de la OMS, sino veamos lo que sucede con el calentamiento global.

jueves, 12 de septiembre de 2019

Creencias paranormales

En un ejercicio por encontrar las razones por las que un individuo pueda creer en cuestiones paranormales, uno explora en la propia personalidad y los recuerdos. A los siete años, me gustaba ver programas de televisión que hablaban de fantasmas u otras cuestiones paranormales. Era fanático de Un Paso al Más Allá y Galería Nocturna (La Hora Macabra) y otros más. En una ocasión, en un sábado por la noche en el que mis padres habían ido a una reunión, me quedé con mi abuela viendo la televisión. Trataba sobre la reencarnación y puedo decir con seguridad que era la primera vez que escuchaba sobre eso. Canal 7 lo transmitía. En una escena, se veía a una mujer durmiendo y sobre ella aparecía una nube blanca que flotaba. Eso fue tan impresionante para mí porque al no entender a cabalidad lo que narraba el locutor, pensé con seguridad que era el alma de un ser humano. Yo estaba sentado en el suelo y mi abuela en una silla. Volteé a mirarla y ella estaba dormida. Entonces con gritos le dije: "¡abuelita, acabo de ver un espíritu en la tv!, ¡es verdad, los fantasmas existen!" Ella me dijo que cómo va ser cierto eso, que eso es televisión. Pero no, yo porfié una y otra vez. Con el pasar de los años me percaté de mi ingenuidad sorprendiéndome de cómo pude estar tan seguro de aquello. Sonaba tan convincente que mis pequeños amigos del colegio me terminaron creyendo.

Eso sí, siempre mantengo mi criterio abierto a las cosas inexplicables. Negarlas sería negar mi misma realidad.

Moraleja: hay que tener la cabeza de chorlito o la mentalidad de un niño de ocho años para pensar en estos fenómenos de manera tan ingenua. Ojo, no hablo de creer en el alma humana, sino en la forma tan cándida en la que te lo presentan, pues así muchos lucran con la ignorancia ajena.

miércoles, 11 de septiembre de 2019

Revival de la publicidad peruana.

Una publicidad de Wong, así como de otras empresas, donde por enésima vez se muestran a personas con rasgos físicos muy diferentes a los que tiene la mayoría de peruanos, retoma el debate sobre el racismo en el Perú, y me deja con la duda si realmente los peruanos, más allá del discurso de moda, de estar en contra de todo tipo de discriminación, deseamos desterrarlo de nuestra sociedad. Por ejemplo, en Youtube se ve con extrañeza los comerciales televisivos de los ochentas. Los mismos peruanos comentan sobre el país irreal que ahí se muestra. Sin embargo, su indignación es ocasional y espontánea como un comentario políticamente correcto y nada más.

Eso me hace creer que en el fondo al peruano le gusta ser mostrado así. Ese espíritu aspiracional, el deseo de ser blanqueado aún no le molesta tanto. Es sintomático que en distritos considerados más "residenciales", los habitantes quieran marcar su diferencia de clase "choleando" al resto. Insistiendo que los pudientes, los que pueden comprar sus residencias en esos lugares, no son los "cholos" porque esos viven en los "conos", y sí, aún les siguen diciendo de esa forma. Y son en esos distritos donde Wong tiene más tiendas. Es evidente el carácter aspiracional de estos establecimientos. El "cholo" hace plata para blanquearse, para ser diferente del cholo misio y por eso compra donde los "blancos" lo hacen y eso Wong lo sabe.

El publicista sabe por dónde hace agua la identidad peruana y lo usa para su provecho. No seamos tan desentendidos y no sigamos creyendo que la responsabilidad por desterrar el prejuicio y la discriminación se encuentra en las empresas de publicidad o los medios de comunicación. Es lo mismo que hemos hecho los últimos años, donde hemos fortalecido la identidad peruana en base al aprecio que los extranjeros hacen de nuestro país. ¿No hubiera sido mejor que nos comencemos a querer por lo que somos y no por lo que el mundo piensa de nosotros?

Sobre el 11 de setiembre

Hoy que es 11 de setiembre solo quiero recordar cómo me enteré de la noticia del ataque a las Torres Gemelas. Fui a la universidad temprano y mientras sacaba fotocopias escucho por mi walkman que RPP informaba de una avioneta que se había estrellado contra el World Trade Center. Luego dijeron que informarían más detalles dentro de unos minutos. Ya en la biblioteca, una compañera se acerca y me dice alarmada: "¡están bombardeando los EEUU!" Inmediatamente me fui a buscar un televisor y el único con antena era el de la cafetería. Estaba abarrotado de gente y apenas pude verlo desde la puerta. En la pantalla aparecía un edificio en llamas, pregunté y me respondieron que un avión comercial se había estrellado contra una de las Torres Gemelas. La verdad que no entendía nada y nadie me daba más respuestas porque todos estaban mirando absortos el televisor. Me fui a sentar a una de las bancas que estaban cerca para escuchar las noticias. A los minutos, del tumulto de gente salieron gritos, otro avión se había estrellado. Fui corriendo y miré a los costados confundido y vi a algunas mujeres lagrimeando y no comprendía la razón. Seguí escuchando la radio y poco a poco comenzaron a atar cabos con las noticias que les llegaban. Se deslizó la idea de un ataque terrorista. Aunque para ser sincero seguía si entender. Para ese tiempo, el "mundo civilizado" era infranqueable y un ataque de ese tipo solo había sido posible en la imaginación de un guionista de películas de guerra.

No negaré que todo lo que quedó del día permanecí angustiado ya debía permanecer en el campus hasta la noche. La única comunicación con lo que realmente acababa de suceder era mi radio ya que mis compañeros tampoco tenía la menor idea de lo que había pasado y menos los maestros. En un momento de relajo me imaginé que así sería una invasión extraterrestre. Por esa sensación de vulnerabilidad porque habían tocado a la primera potencia mundial. Si ellos estaban expuestos, cómo estaría el resto de países.

Al menos para mí, ese día se rompió el último tendón de la inocente idea de las verdades absolutas. Que nada ya es lo que parece.

lunes, 2 de septiembre de 2019

Las manos al fuego por nuestro ego.

Poner las manos al fuego por otra persona es de gran riesgo, ya que nos basamos en la imagen que ha proyectado sobre nosotros dicho individuo y sabemos que esa presentación que hacen las personas en la vida cotidiana está marcada por una serie de formalidades que les ayudan a interactuar y socializar de forma positiva. La mayoría de individuos están orgullosos de sus amistades. La confianza en el otro es por mérito propio. Es decir, tengo la capacidad de reconocer a las buenas personas y por lo tanto, cultivo una amistad con ellas. Nos repetimos eso de que no dejaríamos que nadie que no tenga los mismos valores esté cerca de mí.

Quizás esa incondicionalidad por dicha amistad no sea por la otra persona, sino por el ego de uno. Uno se dice: yo tengo la capacidad de que buenas personas estén cerca de mí. Así que ante un problema ético y moral que estos enfrenten, uno incondicionalmente los apoya y no es por la persona misma, sino por uno, por ese ego. Y decirles al resto que uno no puede equivocarse al escoger sus amistades. Uno no defiende lo que esa persona es, sino lo que uno quisiera que la persona sea o la idea que nos hemos hecho de ella.

Y si nos equivocamos, parecemos más nobles ya que hemos sido timados por un individuo malvado aprovechándose de nuestra ingenuidad. Es evidente que en estas manifestaciones de apoyo hacia un individuo que es difícil conocer del todo, más está en juego nuestro prestigio que el del otro.  

Somos una proyección de las personas que nos rodean. Alguna vez lo dijo un dicho popular de forma más clara. 

jueves, 29 de agosto de 2019

Pensar hasta las huevas

En la universidad tuve a un compañero con el que se podía debatir hasta cierto límite. Cuando uno estaba de acuerdo con él, la conversación era entretenida. Más aún, por ese detalle me hice su amigo. Sin embargo, cuando la confianza se hizo más grande y hablábamos acerca de diferentes temas, las discrepancias aumentaron. Era divertido ver cómo su desesperación crecía conforme uno le daba argumentos que estaban en contra de su postura, aunque eso advertía que la conversación había terminado porque no tardaría en soltar improperios culminando con su ya célebre: "¡estás hasta las huevas!".

Siempre consideré que dicha expresión era una claudicación a la argumentación seria y me dejaba la sensación de que había perdido mi tiempo. Desvirtuaba todo debate transformándolo en una competencia de egos por saber quién sabía más. Nunca encontramos ninguna verdad. Solo alguna vez estuvimos de acuerdo y fue más por mis deseos de que fuera así.

Lamentablemente, he encontrado gente así en cualquier espacio y entorno. Peor es en las redes sociales  porque se notan más al solo existir la palabra escrita sin saber si aquello que se dice está acompañado de puntos medios que los gestos corporales y tonalidades de voz nos indican. Así que parecen recalcitrantes y pétreos de cualquier opinión contraria pues no buscan indagar o conocer más sobre lo que se conversa, hasta mienten con la intención de desarmar al otro abusando de algún vacío argumentativo.

Con los años, uno ya ha aprendido a detectar a ciertos opinadores lúdicos, a los trolles involuntarios de sí mismos. Y es inevitable querer responderles como ellos argumentan aún sabiendo que así uno cae en ese juego de usar el saber como pelota de trapo. No lo digo, pero no dejo de pensar que muchos piensan hasta las huevas.

lunes, 26 de agosto de 2019

Repensar lo obvio

Las ideas se construyen en base a conceptos establecidos. Términos en los cuales la mayoría pensante ha llegado a un acuerdo. Si digo que algo es azul, puedo proponerlo como el color para pintar una habitación o cualquier objeto. Así, entendiendo cómo es la tonalidad de este es que escucho nuevas propuestas para aplicarlo. De igual forma, asentamos nuestra razón en asuntos que no ya no se deben cuestionar porque son sólidos y racionales. Pasaron la prueba de la investigación. Y es que los seres humanos pensantes hemos hecho la tarea. En muchos casos, habiendo aprendido correctamente el método científico, podemos preguntarnos, reflexionar, opinar, desarrollar y concluir ordenadamente una idea que ante cualquier pregunta se podrá absolver las interrogantes sobre nuestra propuesta. Eso sí, descarto a aquellos que aplican mal el método, pues teniendo una idea establecida, buscan teorías y argumentos que corroboren sus descabelladas propuestas. Esos son los peores porque son más difíciles de desenmascarar. Pero continuemos.

Si todo funcionara así, sería genial. Uno puede conversar con la gente y dejar fluir la razón. No obstante, maldita sea, existe gente que dice que el azul no es azul, que es otro color. Así, todo se desbarata, se derrumban los códigos que durante muchas lecturas y reflexión uno construye. Cuando la ignorancia arremete, nadie queda a salvo. Es imposible la comunicación y uno tiene que guardar silencio o rebuscar muy en el fondo, en los cimientos de los conceptos primeros, aquellas ideas elementales que casi uno ha olvidado porque ya no están instaladas en los recuerdos de los conceptos, sino en la moral (o en el alma) de los seres humanos. Y nos condenamos a explicar al ciego a voluntad y con la teoría de los colores en mano, de qué color es un cielo que nunca ha visto. Y para colmo no te cree porque en un sueño ese color era diferente a lo que la lógica muestra. Bendita sea la humanidad.

El Inexplicable TDAH

De niño no comprendemos bien el mundo, por eso los adultos nos lo descifran con sus códigos y propias experiencias. Lo triste es cuando ni ellos mismos pueden explicar la realidad que les desborda porque esta es indetenible y no espera a que uno encuentre todas las respuestas que se van presentando. Así, cuando vienen los niños a preguntarle por aquello complejo, los más avezados inventan conceptos, creencias, verdades absolutas que los alivia ante el interrogatorio de infantes que claman por una respuesta sincera, sin ser conscientes que quizás les están inoculando el mal del prejuicio. Menciono aquello porque en mi infancia he vivido muchas experiencias que simplemente las aceptaba porque ahí estaban y no tenía alguna vivencia previa para compararlas y juzgarlas. No sabía ni cómo interrogar sobre ellas. Peor aún, en una ocasión le dije a mi madre que un compañero de mi aula tenía SIDA. Ella sorprendida me dijo que cómo sabía eso. Y yo le dije que era "mariconcito". Esa confusión fue absuelta, aunque por mi edad no la comprendí en su verdadera dimensión.

En las escuelas hallamos diferentes versiones de lo que es explicado en el hogar. Muchas no calzan con lo dicho e imaginamos posibles interpretaciones de acuerdo a lo que escuchamos de otros niños. Hubiera querido tener más respuestas a las interrogantes infantiles. Entre ellas estaba el comportamiento de un amigo del colegio.

En la primaria ese compañero parecía tener TDAH. Su apellido comenzaba con Ll, así que siempre lo sentaban o a mi lado o detrás. Era bien movido y todos creíamos que estaba loco. Lo encontraba siempre debajo de la carpeta y era común escuchar a la profesora gritarle por su nombre porque nunca estaba en su sitio. Jugar con él se volvía difícil porque se distraía cuando estábamos explicando lo que haríamos en el recreo. Al final, solo lo veía corriendo por el patio quién sabe en qué mundo. No era agresivo, solo bastante hiperactivo. El último recuerdo que tengo de él fue un día a la salida de clases jugando con su Auto Fantástico de plástico. A él lo recogían temprano pero ese día no y le pregunté por su papá. Me dijo que estaba hablando con la directora. Me invitó a jugar con él y estuvimos lanzando su juguete por unos peldaños. Si bien me daba pena que tirara así su carrito, igual le entraba porque él me pedía que lo hiciera. Fue divertido. Yo sabía que para jugar con él había que seguir unas reglas que siempre las iba cambiando. Por eso muchos no querían estar a su lado. Ese día particularmente me animé a hacerlo, es decir, a jugar como él quería y me sentí tranquilo porque llegué a entenderlo. Pasado unos minutos su papá lo fue a buscar y lo agarró de la mano para llevárselo. Yo lo llamé por su nombre mientras se iban y no sé la razón pero le pregunté si regresaría. Miró a su papá y vi que con tristeza le dijo que no. Ese doctor (mi colegio era para hijos de médicos) tendría la edad que tengo ahora. Me acerqué y le di la mano para despedirme. No sé qué será de él, ni cómo se habrá desenvuelto en la vida, pero hubiera querido comprenderlo mejor. Parecía feliz siendo como era. Lo recuerdo sonriendo, ensimismado en su propio goce.

Con los años he ido entendiendo su diferencia, pero veo que aún no estamos preparados para afrontar con seriedad estas circunstancias. La costumbre por ocultar lo incómodo debajo de la alfombra es una tara social que intentamos disfrazar por miedo, ignorancia y diría que hasta por maldad. 


martes, 20 de agosto de 2019

El Fujimorismo Cíclico

La memoria no es estática, ésta evoluciona de acuerdo a las experiencias vividas. Así, los recuerdos se valoran en base al tiempo presente. Si bien la situación del país no es la que desearía un país desarrollado, es más decente de la que vivíamos en los noventas, y mientras nos desarrollemos como sociedad, más atroces se verán los hechos ocasionados durante la época del fujimorato. Es por eso que los partidarios de esta nefasta organización siempre lucharán porque la realidad política y social peruana sea caótica para así siempre justificar el actuar de su líder y sus secuaces. Una sociedad de primer mundo verá el fujimorismo y su sistemática violación a los derechos de las personas como algo lamentable y merecedor de una eterna sanción.

Por eso, una vez que cayó la dictadura se debió iniciar un proceso de "desfujimorización" de la sociedad. Siguiendo el modelo que usaron los aliados para desaparecer cualquier vestigio nazi de Alemania, se debió prohibir que ningún partido político pudiera usar el nombre de Fujimori. Aparte, vetar toda declaración que intente aminorar los delitos cometidos durante ese régimen. Y para eso, mostrar con determinación y seguridad que aquellos líderes y "héroes" del fujimorismo son solo criminales que fueron sentenciados por los crímenes cometidos. No debemos dejar que tal organización tome el control  porque solo busca satisfacer sus intereses subalternos. Cometieron el engaño de seguir el juego democrático siguiendo la costumbre de disfrazarse de partidos políticos para que los ciudadanos mismos los colocaran en el poder y deshacer el orden constitucional a su antojo. Ya lo hicieron en el pasado y ahora están desestabilizando al gobierno para crear las condiciones más adecuadas para retomar el poder de nuestro país.

lunes, 12 de agosto de 2019

La tecnología y la estupidez.

Toda aquella tecnología que no dependa de la intervención del hombre para su resultado final, nos sobrepasa y no está acorde con el movimiento corporal y sobre todo mental de los individuos. La era digital ha permitido que nos saturemos de información, de reducir nuestras posibilidades de acción a la instalación de aplicaciones móviles, limitando nuestro desplazamiento físico para actuar. El resultado es que no podemos seguirles el paso. Esto genera una complicación seria pues los seres humanos necesitamos un proceso emotivo y reflexivo para concretar nuestros pensamientos. Un tiempo que la tecnología digital no considera ni permite. Regir el día a día en base a la inmediatez es actuar a medias, sin procesar ni completar lo actuado. 

La ansiedad es un síntoma de que los procesadores de las computadoras están limitando nuestras acciones a la rapidez y eso es porque al ser máquinas sencillas, infinitamente menos complejas que nuestro cerebro, pueden actuar con precisión y velocidad al realizar cualquier función. Es evidente que cualquier resultado que produzca el uso de estas tecnologías nos degrada como individuos si lo tomamos como tal, si no lo analizamos y pensamos en lo que acaba de hacer. La deformación de la imagen que tenemos de uno mismo producto de la fotografía digital tiene esta premisa. Es por eso que el abuso de estas tecnologías da como resultado actos estúpidos e irracionales. 

Es así que no vemos absurdo un autorretrato pictórico realizado con técnicas en las que la intervención del hombre es fundamental, pero sí le vemos un sinsentido a cincuenta fotografías de uno mismo porque quien las hizo posible no fuimos nosotros, sino una máquina sin cerebro. Al final, nosotros somos quienes les damos sentido a esto último (por ejemplo, publicándolas), justificándonos por lo que nos hemos vistos "obligados" a realizar con una máquina veloz pero inhumana. He ahí el origen de estar viviendo una época de estupidez.

miércoles, 31 de julio de 2019

La muerte de un intelectual

Por qué nos debe causar tanta tristeza y desazón que personajes talentosos e ilustres fallezcan cuando estos individuos ya nos dieron durante su larga vida lo mejor de ellos. Es comprensible la pena de quienes los conocieron y de sus seguidores, no obstante, ese sentimiento de abandono no deberíamos tener. Sin embargo, esa pena es latente porque no hay sustitutos ni recambio. Nadie les ha tomado la posta o peor aún, la misma sociedad peruana no deja que nadie los releve.
Me pregunto, ¿quién podría hacer un programa de televisión similar al de Denegri?, ¿quién podría siquiera comentar un libro como lo hacía Verástegui? y eso que ni siquiera menciono su obra poética o ¿quién podría escribir un artículo periodístico con el ingenio del crítico literario Abelardo Oquendo? E indico solamente las actividades por las que fueron muchas veces conocidos. Son muy pocos o ninguno.
He leído que criticaban la poca gente que asistieron al velorio de estos ilustres personajes en comparación a las ovaciones en un estadio a un locutor deportivo. Bueno, no sorprende, más aún, en el caso de MAD no creo que él hubiese deseado que un estadio vitoree su nombre ya que siempre afirmaba que la masa era estúpida y no estaba de acuerdo del todo con el régimen democrático. Y ese es el punto. Los que lamentan la ausencia de estos personajes son pocos, la gente pensante. La que reclama constante conocimiento son los menos y eso siempre ha sido así.
No es que uno deba intentar que las buenas ideas estén en la mente de la mayoría de la sociedad, sino que estas buenas ideas se impongan a pesar de esa mayoría. Un individuo pensante nunca será popular, eso va en contra de la naturaleza de la inteligencia, y es por eso de la resistencia a su relevo.
No es suficiente lamentar la muerte de un intelectual, algunos creen que dando a conocer su pena se liberan de la responsabilidad de ser como ellos, como si la mención de sus nombres sea suficiente para valorar lo que tanto pregonaban. Lo ideal es estar listo para el combate y eso es lo que nos han demostrado dichos personajes. Las hordas de la ignorancia siempre estarán al acecho y uno debe estar listo. A los muertos hay que enterrarlos, pero alguien debe tomar el estandarte que yace en suelo y no echarle encima la misma tierra con que sepultamos a los que lo levantaron durante toda su vida.

sábado, 27 de julio de 2019

Réquiem por Marco Aurelio Denegri.

MAD se fue dejando muchos temas pendientes por tratar, aunque donde está ahora los problemas del hombre ya no le pesan. Sus monólogos eran hipnóticos. Allá, a fines de los noventas, era un peligro sintonizarlo en el extinto canal CMC. Cuántas veces he dejado de ver un programa cualquiera cuando en un comercial haciendo zapping me cruzaba con Denegri. Implacable con el uso de la lengua. Un par de veces comentó unas revistas que edité. Le dio su tiempo a un artículo que escribí sobre la lectura y desmenuzó un término que usé: "rufianesco". Aún me da escalofríos ese recuerdo. En cada segundo y minuto que pasaban pensaba si descalificaría el uso que le había dado o no. Al final dijo que estaba bien y me emocioné como con el gol de Carrillo ante Australia.Tenía 23 años y con esa aprobación para mí significó un laurel que en ese tiempo fue más que necesario, ya que el mundo de las ideas es duro y desalentador. Cuántos proyectos de juventud se me ocurrieron viendo su programa. Sobre lo que era una revista de ideas, mi afición por Bertrand Russell del que también fue su fanático seguidor o el programa radial WASP (We are Sudamerican Poets) que es 100% motivado por su inacabables monólogos.

Es innegable la profunda pena por la partida de una persona que nos enseñó el amor por los libros, la lectura y el serio conocimiento. Si bien ya se le notaba agotado en sus últimas temporadas, no dejaba de citar referencias importante para tratar ciertos temas. Ese altruismo en el conocimiento es lo que más se valora de él. Nunca se apropió de una idea ajena. Cuánta humildad en el saber para esta realidad donde más se esfuerzan por parecer que ser. Adiós MAD.

miércoles, 24 de julio de 2019

La corrupción institucionalizada

Si la corrupción se ha institucionalizado, menudo problema el que tenemos. Es así que la forma en que muchos profesionales ejercen está condicionada a su nivel de corruptela y, ¿cuál sería la consecuencia de eso?, pues que con el pasar de los años no tengan otra forma de practicar su profesión. Imaginen lo que puede ocasionar en un juez que venda sus sentencias (mal fundamentadas y escritas) al mejor postor. Con el pasar de los años, este juez atrofiará su criterio ya que no usa su sentido común jurídico para dictaminar las sentencias. ¿Qué pasaría si la corrupción ya no es moneda corriente dentro del Poder Judicial o el CNM?¿Cómo este sujeto podrá trabajar? Sería un inútil, su estilo de operar caería en desuso y por lo tanto, perdería su empleo.

Esto sucederá en todos los ámbitos laborales. Odebrecht es una muestra clara de lo que significa la corruptela. Esta empresa en vez de ofrecer servicios, insumos, proyectos de alta calidad para ganar las buena pro de las obras públicas, se dedicaba a sobornar a funcionarios para que les den las licitaciones. Años y años de esa práctica atrofiaron su capacidad para ofrecer competencia. Por eso es que muchas personas le deben su riqueza no a sus capacidades, sino a su astucia para tomar atajos, a la mejor forma de corromper al otro para así obtener lo que desean. Con el tiempo, dejan de ser profesionales y se transforman en mafiosos que usan sus diplomas para enmascarar sus fechorías.

Es por eso que lucharán hasta el final. Saben que en un sistema ético, ellos no tendrán lugar porque ya olvidaron cómo integrarse, cómo ganarse la vida honestamente.

lunes, 22 de julio de 2019

Derecho: entre la calle y el aula

No sorprende la corrupción del sistema judicial. Todo profesional del Derecho sabe eso desde estudiante.Sin embargo, en las universidades no se la menciona con sinceridad. Si se toca el tema, se hace con cierto cinismo, tangencialmente y hasta en un tono de broma. La primera vez que practiqué en un estudio de abogados, el mismo primer día, la primera función fue acompañar a un abogado a ir a un juzgado y a una comisaría. ¿Para qué fuimos?, pues para llevarles artículos de oficina a ambas dependencias. El abogado me contó las carencias de estas instituciones y que los mismos funcionarios debían financiarlas si es que no tenían los insumos para cumplir con sus deberes. Así que él les hacía "un favor" comprando estas cosas para que ellos después también le devolvieran ese "favor". Esa primera lección me hizo saber más de la diferencia entre el Derecho y la abogacía y la mutación jurídica que se ejerce en el país. Lecciones más descarnadas que las que me podían dar todos los tomos de Díez-Picazo, Recaséns Siches o Manuel Albaladejo.

Al final de una clase me acerqué a un profesor de Derecho Procesal Penal para comentarle un tema de coyuntura política porque quería una opinión al respecto. Solo me respondió con un: "yo creo que eso es obvio señor Luján, ¿usted es inteligente?, si lo es, ya tiene su respuesta". Y lo repitió una vez más mientras sujetaba su maletín y abandonaba el salón. No comprendí esa actitud distante, aunque meses después supe la razón. El profesor era miembro del grupo de jueces cuestionados por esa decisión de la que yo le pedí opinión. Claro, en ese momento yo no lo sabía y hasta me sentí avergonzado por haberlo cuestionado tan directamente.

Siempre el tema político era descartado por muchos maestros. Nunca quisieron ser interrogados y en diferentes circunstancias cancelaban cualquier intento de debatir el tema. La corrupción judicial no era materia y tampoco era algo que a los alumnos les preocupara mucho. Ahí aprendí que no todos los que estudian Derecho lo hacen para defenderlo, sino que también quieren su tajada, sacar ventaja de lo que están aprendiendo. Eso sí, nunca faltaron los alumnos que se atrevían de cuando en cuando a señalar al rey desnudo. Esas siempre fueron las mejores clases.

martes, 16 de julio de 2019

La programación de los individuos

Al conversar con diferentes individuos sobre temas controversiales, me he percatado de una cuestión que no tiene nada que ver con asuntos personales, sino de otra índole, que rozan con lo que llamamos programación. Aquellos sistemas operativos con los que las máquinas son instruidas para que operen en su vida útil.

A inicios de los noventas tuve una computadora con la que exploré las posibilidades de la programación. Si bien mis padres compraron una Sinclair ZX81 a mediados de los ochentas, nunca comprendí del todo su lenguaje Qbasic. Así que la AT281 fue la máquina a la que le tuve que escudriñar sus secretos entre las limitaciones del presupuesto y la tecnología de ese entonces. Aprendí que no todo lo que aparecía en la revista PC World, del que era fanático coleccionista, se podía hacer en una computadora de dicho modelo. Pantalla con tarjeta de vídeo Hércules, pocos MHz de velocidad, sin disco duro y poca memoria RAM prácticamente hacían imposible estar a la vanguardia tecnológica. Con bastante astucia pude seguirle el paso hasta que apareció el Windows en todo su esplendor y mi lenguaje DOS cayó en desuso.

En ese periodo que habrá durado unos tres años hasta que finalmente cambié de computadora, aprendí algo de la interacción entre hombre y máquina. Que así tengas la voluntad de querer insertar un programa a una máquina que no lo soportará, será imposible que uno obtenga una respuesta satisfactoria. Uno podrá diseccionar, adaptar, simular el programa, pero si la computadora no está en la capacidad de procesar lo enviado, simplemente lo rechazará y en el mejor de los casos, la ralentizará.

Hay factores a considerar. El primero es sobre si esa limitación es por el software, si es un asunto de programación; o segundo, uno más grave, si es un tema de hardware, si ya es el equipo. A veces uno tiene que ver con el otro. La máquina soportará un tipo de programa limitado, si ya es más sofisticado uno tendrá que comprar un hardware de mejor tecnología.
En líneas generales, si la computadora tiene limitaciones, un programa de avanzada jamás correrá en esta. Saldrá error de lectura o se colgará porque su procesador no podrá asimilar dicho programa. Y esa es la lección que he aprendido. Existen individuos a los que un argumento por más explicado con conceptos claros, amplios y profundos, no lo podrán procesar. Es como enviar una orden de diferentes tonalidades de color a una tarjeta de video monocromática o pedir que reconozca el Adobe Acrobat cuando no puede reconocer ni siquiera un Windows XP.

No se puede reprogramar a ciertas personas. Es infructuoso explicarles conceptos nuevos y tendencias modernas porque siempre saldrá error. Rechazará dichas ideas como una vieja PC no puede leer un archivo de compleja programación.

Con tristeza uno ve a estos individuos como una radio vieja, emitiendo su señal de amplitud modulada ya poco reconocible, entre la interferencia y el balbuceo, alzando el volumen, y en un rincón de un viejo sótano, esperando que el apagón tecnológico deje de darle espacio radioeléctrico a todas sus trasnochadas ideas.

sábado, 6 de julio de 2019

Recuerdo de un profesor ido.

Hace poco me enteré que un maestro de colegio había fallecido. Él fue mi profesor de Arte por muchos años y sin lugar a dudas ha sido uno de los que tengo gratos recuerdos. En los diferentes grados en los que me enseñó, aprendí varias cosas. Entre ellas, forrar libros, tocar la flauta dulce, pintar por primera vez en un lienzo, hacer collages, armar una antorcha y la más importante fue enseñarme a tocar la tarola.

Nuestro colegio era nuevo y fue abierto para que los hijos de los médicos tuvieran un lugar donde estudiar. El Colegio Médico del Perú lo avaló y tanto así que nuestro escudo era similar al de esta institución. Como éramos pequeños, la banda del colegio tenía instrumentos para niños de primaria. Al llegar a tercer grado me probé para tocar la corneta, un instrumento codiciado entre los varones. Lamentablemente, había un problema conmigo, al parecer, cuando tocaba muy fuerte este tipo de instrumentos, me mareaba. Mi profesor al ver mi entusiasmo pero poca capacidad pulmonar, se fue al depósito y me trajo un tamborcito delgado. Similar al que tocaban a mis compañeras pero más angosto y plateado. Mi decepción fue grande porque me imaginé al lado de mis amigas tocando con pompones en las medias. Sin embargo, qué cara habré puesto que mi profesor me dijo que no era un tambor, que eso se llamaba tarola y que me la coloque y toque lo que él me indicará. Así, repetí sus movimientos, pues él también tenía otra pequeña tarola que le quedaba arriba del ombligo. Al terminar la prueba me dijo que estaba bien, que viniera a practicar el próximo fin de semana.

Así fue como mi idilio empezó entre la percusión y yo durante casi toda mi etapa escolar. El aprender sobre este instrumento me hizo apreciar la música en diferentes aspectos que ni me hubiera imaginado. Recuerdo a mi maestro diciéndome que la tarola es el pulso de la banda, que si el bombo era el corazón, yo tenía que marcarle el paso. Que no corriera porque todos correrían conmigo. Que si cambio de ritmo no solamente afectaba la melodía sino también la marcha cuando estemos en un desfile. Quizás esa haya sido la primera gran responsabilidad que me han dado en la vida. La banda no era muy grande, sin embargo, eran necesarias dos tarolas. A pesar de todo el tiempo en que estuve, pasaron algunos pero nunca lo convencieron así que siempre era la solitaria tarola que tocaba los lunes al izar la bandera o en cualquier actuación escolar.

A veces en las prácticas me perdía en mis pensamientos entre el sonido rasposo y arenoso del parche en contacto con la baqueta, y a lo lejos escuchaba los gritos de mi profesor para que me calmara o callara ante la mirada fija de mis demás compañeros quizás no sabiendo qué demonios estaba haciendo.

Ahí aprendí el respeto que se le debe tener a la música y a los músicos. Cuántas ampollas tuve que curarme de los dedos para aprender a tocar debidamente con las baquetas.

Al año de estar en la banda, en mi sección, solo quedé yo como único miembro. El resto eran de las otras secciones. Así que de por sí, ya tenía cierto mérito mi esfuerzo. Teniendo en cuenta que al llegar a las prácticas de fines de semana no conocía a nadie y me sentaba a un lado a esperar que nos dieran los instrumentos para comenzar mientras los demás compañeros correteaban por el patio. Y cuento esto porque justamente en quinto de primaria recibí el único diploma de mi etapa escolar. El día de la clausura, escuché mi nombre en el altoparlante y escéptico no hice caso. Mis amigos me dijeron que suba, que me habían dado un diploma. Totalmente incrédulo subí por las escaleras y estaba mi profesor de Arte con el cartón. Yo no entendía nada. Solamente le dí las gracias y me bajé.

Mientras caminaba de regreso, mis compañeros me lo pidieron para leerlo. Yo reaccioné al rato y lo levanté arriba de mi cabeza y me paseé emocionado alrededor del local como si fuera la copa de la Champions. Pasado unos minutos, mi maestro de Arte se me acercó y me dijo: "Ese diploma te lo hubiera dado hace dos años, pero siempre desaprobabas un curso y la dirección no me dejaban darte nada. Como ahora no tienes ningún rojo, me han dejado entregartelo."

Fue un buen profesor, no diré huachafamente que es un maestro y guía porque no idealizo a las personas que imparten su conocimiento porque para ellos es algo natural en sus vidas. Lo que sí puedo afirmar es que fue casi el único que me dejaba ser, no pretendía encasillarme ni recriminarme por desviarme de alguna indicación. Así como estos aspectos de la banda de música, tengo en mi mente otros gestos de su parte con las cosas que proponía para sus cursos de arte y con mirada contemplativa lo recuerdo sonriéndome, pidiéndome un escueta explicación y diciendome que lo siga haciendo.

Lo voy a extrañar profesor Terreros. Sé que fue un gran profesor para muchos alumnos por la cantidad de muestras de afecto que recibió en vida y luego de enterarse de su partida. Quizás fui ingrato al no recordarlo antes. Quizás los verdaderos maestros no llevan nombre y apellido porque nos dejan un poco de ellos en nosotros y se hacen parte de nuestra personalidad.

miércoles, 3 de julio de 2019

Cómo ver la existencia. Una pequeña aproximación

En lo particular no me gusta complicarme la existencia. La vida de otros es como una ventana en la que no me interesa meter la cabeza. Solo tomo lo que me dan y me quedo con su verdad si es que eso les satisface. Ver la vida como el vaso lleno es satisfactoria en parte. Lleno de confianza, pues la gente con sus actos lo van vaciando o manteniéndolo al tope. Es cierto que unas personas terminan desparramando todo y simplemente no queda otra que dejar de sujetar dicho recipiente.

Lo ideal es no meterse en problemas. No es sencillo, porque te alcanzan de alguna forma. Siempre uno hará cosas que a otros le incomoden, así uno no tenga intenciones de fastidiar a los demás.

Allá, por el año de 1996, en mi épocas de niño rata, compraba juegos piratas en la av. Wilson. Una vez adquirí un CD donde venían varios, sin nombre ni introducción. Y eso era porque para ahorrar espacio, quitaban la presentación e instrucciones de los videojuegos. Así que simplemente entrabas al juego y de frente a ir avanzando a tientas. Uno de estos videojuegos consistía en construir casas, arar la tierra, talar árboles, extraer minerales, pescar, cazar, etc. y así almacenar recursos para hacer más grande tu poblado. Como no sabía más que hacer, estuve como cinco horas en ese interin. Ni idea de si algo más pasaba. Al rato, veo que se acerca un ejército de arqueros, catapultas y soldados con espadas. Incendian todas mis casas, matan a todos mis aldeanos y aparece el mensaje GAME OVER. Me aniquilaron en menos de 10 minutos. Para los conocedores, ya sabrán a qué juego me refiero. Era el Age Of Empire.

Por qué cuento esta tan intrascendente anécdota. Es que uno no puede vivir ignorando el entorno. Eso de intentar no meterse en problemas no funciona cuando la realidad está lleno de estos. Si no estás preparado, la tranquilidad tan ganada puede volverse en una calamidad en instantes si es que uno no está en guardia. Por eso siempre uno debe mantener la daga bajo la manga, la espada bajo el colchón. Una vida apacible no significa una existencia adormilada. Como esa analogía del elefante dormido. Mientras lo está, su sueño es tan profundo que lo puedes golpear y picotear todo lo que quieras y no reaccionará, pero apenas se despierta, puede destruirlo todo.

martes, 25 de junio de 2019

La arrogancia del analista político

Leer periódicos viejos, sobre todo los publicados antes de las elecciones, dan un panorama interesante acerca de las angustias de los columnistas en temas políticos. Sin lugar a dudas la mayoría comenzaba a perder su seguridad conforme se acercaban las elecciones, del "así será" se transformaba en "espero equivocarme". Por otro lado, en un vídeo que recopila las predicciones de las elecciones presidenciales hechas por los astrólogos, veo que absolutamente todos se equivocaron, cayendo en una impresionante charlatanería resultando increíble que les hayan dado espacio en los medios de comunicación para que den a conocer sus delirios.

En el caso de los últimos, su "prestigio" anda por lo suelos y no creo que se les deba preguntar cualquier cosa a esos charlatanes. Y qué tanta diferencia existe con respecto a los opinólogos que de tanto en tanto dan su visión y predicción del destino político del país sin pestañear ante sus errores garrafales. En cualquier profesión, errores de esas características serían motivo de despido o de desprestigio. Sin embargo, pasadas las elecciones hacen como si nada hubiera sucedido, opinan con la misma seguridad como si su postura no se hubiera puesto en entredicho. Sólo he visto a un comentarista político que ha tenido la hidalguía de callarse ante el error de confiar en un candidato. La vergüenza profesional quizás lo ha llevado a plantear mejor las cosas.
Y no hablo de los opinólogos de las redes sociales, ellos hacen un trabajo voluntario, y en ese caso, las personas leen sus ideas a cuenta y riesgo porque no hay más peligroso que confiarse en algo que alguien hace gratis. No podemos medir su nivel de responsabilidad al emitir un juicio.
Lamentablemente, se buscarán excusas como: "así es el fútbol" o la de los astrólogos: "yo puedo ver el futuro pero tú puedes cambiar el destino si lo deseas". ¿Entonces, qué se le pediría? No lo sé, quizás menos arrogancia, la intolerancia nace de ese punto, de adueñarse de la verdad cuando pretendemos leer la realidad política como si fueran estrellas.

miércoles, 12 de junio de 2019

A un año de la clasificación de Perú a Rusia 2018

Dicen que luego de la eliminación de Perú en el proceso clasificatorio para el mundial de México 86, Alberto Beingolea caminaba con la cabeza gacha y las manos en los bolsillos pateando latas de leche Ideal por la avenida Aviación. Cuando luego de un suspiro levantó la cara y vio un letrero donde decía: "Zandrox te hace ver el futuro". El burbujito entró y le dijo a la recepcionista que quería una cita. Esperó unos minutos y entró a una habitación adornada con pequeñas estrellas que colgaban de unos hilos sujetos al techo. Zandrox le dice que se siente y le pregunta: ¿Qué deseas saber? Beingolea junta sus labios y nervioso le dice : ¿Cuándo Perú volverá a un Mundial? El astrólogo saca unos naipes que tenían su nombre impreso, diciéndole que los puede conseguir si compra su diario Ojo todos los viernes.

Luego de unos momentos las reparte y observa con detenimiento las cartas colocadas sobre la mesa. Beingolea le ve un brillo en sus ojos, ya que estos se humedecían formándose unas lágrimas en las líneas del agua, tragó saliva y contestó sin dejar de ver hacia abajo: "es extraño, dice que será el año en que un presidente de EEUU se de la mano amistosamente con el presidente de Corea del Norte, pero eso no es lo peor, eso sucederá años después de que un presidente negro sea elegido en los Estados Unidos ¡dos veces! No lo entiendo. Además, todo eso ocurrirá luego de que seas congresista". Beingolea se paró absorto en sus pensamientos y salió de la habitación sin pagarle la consulta, dejando a Zandrox sentado que volvía a repartir las cartas mientras negaba con incredulidad la cabeza.

Pd: La verdad es que ha pasado toda una vida. Ver a Gareca en la plenitud de su vida marcando ese gol y ahora con casi sesenta años... es demasiado. Muchos cuentan su vida en base a los Mundiales o la Olimpiadas. Yo lo he hecho porque remese el entorno. Aún me veo sentado en el suelo de mi sala mirando solitariamente todos los partidos de México 86 o viendo de reojo Barcelona 92 mientras jugaba incansablemente con la i386 de monitor monocromático. Y qué decir de Japón-Corea 2002 donde dejaba mi televisor prendido toda la madrugada con el volumen alto para que me despertaran los gritos de Kanashiro (porque el desgraciado de Fleishman se agarraba los partidos que se jugaban en la noche y lo hacía madrugar al chino XD) cada vez que una selección metía un gol.

jueves, 6 de junio de 2019

La Leche, la Sociedad y Bryce Echenique

Sería interesante enterarnos del verdadero daño que puede haber ocasionado el tener legiones enteras de individuos que en los primeros años consumieron leche que no era tal. ¿Será verdad que la leche de vaca no tiene ningún beneficio para el ser humano? De ser así, ¿dónde están las estadísticas?

Ahora con tanto meme sobre la leche que no es leche, me viene a la mente un capítulo del segundo libro de antimemorias de Bryce Echenique llamado Todo aquello y que por ese entonces me pareció discriminador pero que en el fondo lo he pensado tangencialmente. Solamente rescataré algunos pasajes que representan la mayoría del tema tratado:
"Los niños pobres peruanos -o sea los muchos más- vienen comiendo mal, pésimo, desde hace décadas. Por no ir más atrás, durante el gobierno militar de vocación izquierdista al mando del general Juan Velasco Alvarado -final de los años sesenta y primera mitad de los setenta-, la publicidad nacional, por todos aprobada, se refería al té Toro como el desayuno del niño peruano y, durante la década de los 80, los peruanos, niños y adultos, hicieron interminables colas para comprar una marca de leche -Enci- de importación estatal, de cuyas bondades muchos continúan dudando hasta el día de hoy. ¿Y cuál es el desayuno de los niños, a principios del siglo XXI? Pues por lo que vengo conversado y leído, hoy por hoy el té Mc Collins es el verdadero desayuno de una gran mayoría de peruanos.

Muy mala, pésima nutrición, muy mal, pésima sanidad, muy mala y escasa educación. Éstos son los tres jinetes del apocalipsis peruano y alcanzaron su punto máximo de horror durante el fujimorismo. En los años noventa la UNESCO publicó un informe acerca de los niños de este desafortunado Perú. Entre los ocho y doce años, el coeficiente intelectual de los niños peruanos desciende hasta alcanzar niveles muy inferiores a los de países vecinos como Chile, Colombia, Ecuador o Bolivia. Y en esos niveles se estanca, irremediablemente."

Luego Bryce desarrolla ideas sobre el daño del dictador fujimori al "consolidar" los niveles socioeconómicos D y E. Además de asuntos cotidianos que describen cierto fastidio al interactuar con gente que no sea de su círculo cercano, como nos tiene acostumbrado en casi toda su obra. En fin, una expresión en este capítulo me vino a la mente luego del problema con Pura Vida, y es cuando el escritor, por recomendación de un psiquiatra, le dice que escriba un "diario bancario" ante los tantos inconvenientes que ha tenido al realizar pequeños trámites financieros:
"Y otro día entré a una oficina bancaria a depositar un cheque. La empleada que me lo recibió, flacuchenta, triste y lentísima -las tres cosas para siempre-, no sé qué entendió que le había dicho yo, pero lo cierto es que se fue hacia una ventana que daba a la calle y dejaba entrar mejor luz, aunque limeña y gris y nubladona, esa luz, se instaló con mi cheque en alto, sujetándolo con un pulgar y un anular suciones, esmirriándose hacia arriba, empinándose y dándome totalmente la espalda , mientras con la otra mano sujetaba, sin duda alguna, con orgullo, una pequeña lupa. Al principio, el efecto sorpresa total me tuvo contemplándola, ahí, un rato, mano en alto el cheque (...) y así horas y horas.Y como esperando que se le aparezca la Vírgen de Fátima se vuelve a aparecer por la ventana, o algo así. Yo sé que un buen cristiano debe preguntarse antes quién le habrá regalado una lupa a esta pobre chica de clase D o E, originalmente, sin duda, o sea de coeficiente mental deficiente, por exceso de té y leche gubernamental, y muy poquitas vitaminas y proteínas, más lo de la sanidad y educación lamentables, qué se ha hecho la pobrecita con semejante invento de la ciencia, sino un total lío mental..."

Finalmente, ante otra experiencia desagradable por la incomprensible atención bancaria y ya agotado al extremo por esa falta de criterio termina así: "Casi me da un colapso, les juro, mientras abandonaba aquella sucursal, gritándoles a todo ahí: "¡Clase D!", "¡Té Toro!", "¡Leche ENCI!", "¡Clase D!", "¡Té Mc Collins!", "¡¡Clase D!!"... Aunque claro, como también antes, este algo era a mí a quién más heriría, pasados los momentos de rabia y de locura. Porque este algo, tras haber visto nuevamente a la esmirriada de la lupa y los cheques, fue un simple cambio de grito "¡Clase D!", por otro grito, aún más doloroso y famélico: "¡Clase E!", "¡Inmensa clase E".
Bueno, espero que hayan llegado hasta aquí, sino, gritaré virtualmente: "¡LECHE ENCI!".

sábado, 25 de mayo de 2019

Los Principios Mutantes

Desconcierta algunas maneras en la que los individuos mutan para sobrevivir o hacer realidad sus más fieros oportunismos. Desde hace un tiempo he visto que algunos coetáneos universitarios se han lanzado a ocupar cargos públicos llenándose la boca con discursos donde abundan el compromiso social, preocupación por la realidad del país, ufanándose de su conciencia ciudadana. La verdad es que nunca los vi preocuparse por algún problema universitario, ni siquiera una idea crítica en el aula, ni en una conversación de comedor. Me pregunto:¿cómo así ahora les preocupa el país?, ¿dónde ocurrió esa revelación o epifanía? Hasta ahora recuerdo a un personaje que se negó con desdén y cierta indiferencia cuando en mis épocas del PPC le pedí una firma para inscribir al partido en una época donde la U de Lima estaba flanqueada por fujimoristas y años después lo veo candidateando por este partido y consiguiendo un cargo. En un capítulo de los Simpson, el abuelo le responde a Lisa ante la pregunta de cómo es posible que la gente cambien con el poder o el dinero. Y este le responde que el dinero no cambia a las personas, sino que les hace ser lo que siempre quisieron.

Finalmente, ahora que ya ha pasado el día de las madres y este comentario no caería en la mala leche, es también desconcertante ver a tanta gente agradeciendo a sus madres por ser quienes son, así como leí en un post, un tipo de coach que hizo de ellos unos ganadores. La verdad es que deberían ser más prudentes. Si bien ellos creerán que son los mejores hijos, en varios casos son personas malintencionadas, arrogantes, mentirosas, estafadoras, acosadores, hipócritas, intolerantes, discriminadoras etc. En muchos casos las madres hacen hasta lo imposible por que sus hijos no les salgan descarriados, pero al final se les va de las manos para que luego suban fotos con ellas y escriba: "por ella soy quien soy". Ya me imagino el chanclazo que les darían por oportunistas.

martes, 7 de mayo de 2019

La Eternidad del Papel

El libro en papel nunca perecerá mientras existan recursos para crearlo, no lo extinguirá la tecnología digital porque esta aglutina demasiada información, tanta como la que puede soportar el lenguaje binario, lenguaje diseñado para las máquinas. Nuestro cerebro procesa lento la información y lo más adelantado que creó conforme a su naturaleza en este menester fue la imprenta. La Internet es la necesidad creada por dicho lenguaje binario (creado para calcular cantidades). Un ejemplo simple es observar nuestro teléfono celular y ver cuántas funciones usamos de este en nuestra vida diaria. Las máquinas nos sobrepasan, los libros electrónicos solucionan un problema de espacio y de uso de recursos (siempre y cuando sea masivo) pero no están a la par de los usos del hombre sino del comercio y sobre todo de la interconexión.

Hace mucho un profesor mencionaba que la Era Espacial estaba mal denominada porque esta debió llamarse la Era de la Comunicación porque la instalación de satélites facilitó la conexión entre los seres humanos. Sin embargo, ya vemos que esto está llegando a niveles poco recomendables para la vida diaria y me pregunto ¿quién necesita saber dónde está el otro todo el tiempo o qué es lo que hace? ¿Para qué me sirve esa información? ¿Es algo vital para el ser humano? Pero lo real es que todas esas necesidades que generan, por ejemplo, La Internet, más le son útiles a las bases de datos, a las máquinas que se alimentan de estas para funcionar. El cerebro del ser humano aún no ha evolucionado para aprovechar toda esa información, más aún, no la necesitamos para "funcionar". La máquina no tiene alma por eso la suple con información, el hombre tiene ese espacio que un lenguaje binario no lo puede llenar. Julio Ramón Ribeyro decía que despreciaba la erudición porque él creía que un hombre podía saber más de un autor habiendo leído un par de libros de él que otro que conocía su obra completa.

La lectura de un libro en físico otorga ese espacio que el alma humana necesita. Este fetichismo humano (el gusto por el libro en físico) no solo es una trivialidad, sino es lo que nos diferencia de las máquinas.

lunes, 6 de mayo de 2019

La hipocresía social

La hipocresía social es prima hermana de la moralina desenfrenada. De personas que son capaces de marchar una tarde por causas que realmente no creen solo con la intención de limpiar sus conciencias ante su falta de compromiso por lo que pregonan. Ver a varias personas en esta llamada Marcha por la Vida me desconcierta, pues todos los días observo en el centro de Lima a niños vendiendo golosinas, madres que en un brazo les cuelga un hijo y en el otro una caja de caramelos, señoras mendigas con tres hijos sucios y hambrientos que juegan en el suelo con piedras. En ese escenario, miles de personas pasan por su delante indiferentes, sin siquiera preguntarles por su vida o peor, les tiran una moneda con desdén con tal de sentirse bien por un día más.

Hace poco que caminaba por la plaza San Martín, vi a un niño de quizás seis años, que deambulaba sucio y con desgano portando una caja de caramelos, acercarse a unos turistas con apariencia de ser escandinavos y de unos cuarenta años. Les ofreció sus golosinas y sin esperar alguna respuesta de ellos, dio media vuelta y continuó su camino. Los extranjeros lo vieron irse con la boca abierta, se pasaron la voz entre ellos mirando con rostros de desconcierto en dirección al niño que se alejaba. Al pasar a su costado percibí en sus tonos de voz algo de preocupación.

Un día, hace ya casi un año, estaba con un amigo tomando unas cervezas por la avenida Angamos. Entrada la noche se nos acercó un individuo de quizás unos cincuenta y tantos años con el rostro agrietado y cansado, nos ofreció unos polos que traía en una bolsa. Le pregunté de dónde los había sacado y mientras calculaba una respuesta, nos pide que le invitemos una cerveza. Se sienta sin permiso y habla de cualquier cosa con el pretexto de terminarse lo más pronto posible el vaso que le llené y con mano propia servirse otro. Le pedí que me contara algo de su vida y entre las cosas que me dijo confesó orgulloso que tenía cuatro hijos con mujeres diferentes. Al decirme esto no dejaba de pensar en cómo demonios los podía mantener vendiendo en bares, polos robados.

Al final le pregunté si los mantenía, si le daba algo de dinero a las madres de esos niños, respondiéndome que no les daba nada. Yo le increpé diciéndole que sus hijos crecerán y le guardarán rencor por abandonarlos. Él más mirando con angustia la última botella que se terminaba me dijo algo como que sí lo sabe, que siente pena pero que así es la vida.

Basta estas figuras para saber que algo anda mal en nuestra sociedad. Si todos esos sujetos que "marchan por la vida", tuvieran más compromiso por los que ya están viviendo y no por los que no nacen aún, no veríamos tanto abandono y desgano por los que más nos necesitan. La religión es una forma elegante de ser un hipócrita. Una forma de colocarse un rótulo vacío en la frente, lleno de clisés y discurso prestado para evitar ser juzgado por sus actos. He visto gente que no va a ninguna iglesia y sería incapaz de abandonar a un hijo o no sentir empatía por el sufrimiento ajeno.


sábado, 4 de mayo de 2019

La ley de la conciencia

Es preocupante que estemos pendientes del devenir de nuestro país por cómo somos tratados por las leyes o peor aún, por quienes las imparten. 
Un mal juez determina qué es lo justo y nos da la impresión que el país está de cabeza. Y es evidente que no confiamos en el criterio de otros para determinar lo que debe o no debe ser. Cada uno es su propia nación donde se impone la moral, la verdad y la justicia. Aceptamos a quien se asemeje a nuestro parecer pero de forma superficial, no importando si más adelante nos enfrentaremos por alguna discrepancia más profunda. Confiamos en que esa dictadura personal nuevamente se imponga con otros que finalmente también piensen como uno. Al final, somos una sociedad de pequeños dictadores que se comen unos a otros solo con el fin de no perder el poder así no tengan a nadie ante quien detentarlo.

Queremos que la ley esté de nuestro lado, del fin personal, que certifique la moral que nos imaginamos. No vamos más allá de eso, olvidando lo dicho por Séneca, que lo que no evitan las leyes, puede evitarlo la honradez. No esperando que la sociedad se ordene en base a las libertades que cada individuo quiere gozar. Al contrario, andamos con un látigo, golpeando a quienes quieran salirse de la manada.

miércoles, 1 de mayo de 2019

Sobre el suicidio de Alan García

1.

Vamos a recibir nuestros 200 años de república con un balance patético de lo que somos como país. Con el suicidio de Alan García, dos veces elegido presidente, no se puede ser más gráfico de que somos un país con una clase política mediocre. Que ni en todos estos años hemos aprendido y aplicado los conceptos que la humanidad ha concebido para el bienestar de los pueblos. Nuestra sociedad ha fallado porque ha creado este tipo de dirigentes políticos. Alan García no fue un demonio ni un megalómano aislado, fue un hijo al que nuestra sociedad le dio privilegios para ser quien fue.

2.

Cuando se comenta en las redes sociales de Colombia y México acerca del suicidio de García, algunos con cierta ingenuidad y quizás buscando algo de honorabilidad en la política, intentan justificar que esa es la salida de los políticos con amor propio y que los dirigentes de su país no lo tienen. La verdad es que nada de eso es cierto. Para mí, la clase dirigente abandonó a García hace un tiempo, esa que le hizo sentirse tan autosuficiente y seguro ante tantas acusaciones a través de los años. Me imagino a Alan de estas últimas semanas, desesperado, llamándolos y nadie contestando su teléfono, para luego fingir en las entrevistas con sus últimas sonrisas cachosas, que todo estaba bien. Los que le inflaron el ego diciéndole que merecía que toda esa plata le llegara sola, miraron hacia otro lado.
El hecho de que los políticos corruptos estén cayendo uno a uno no es porque la justicia por fin impone su razón, sino es porque los verdaderos dueños del país se están deshaciendo de los personajes desgastados debido a que ya no les son útiles. Estos personajes se han quemado a sí mismos por su desmedida ambición y descontrolada egolatría. Ellos han buscado ser los amos y han mordido la mano de quién los puso en el poder.
Como alguna vez dijo un analista político: en el Perú, los partidos de derecha están constituidos por los abogados de los ricos y Alan finalmente fue eso, el candidato de los poderosos disfrazado de barato populismo. Esas reinvenciones que los viejos partidos buscan no están destinadas a que solo el ciudadano vuelva a confiar en ellos, sino en convencer a la clase dirigente que ellos pueden volver a manipular al pueblo.
Ninguno de los expresidentes y ex candidatos procesados tienen ya la simpatía de la gente. Eso es suficiente para que los poderosos los ignoren y los dejen solos con las consecuencias de los delitos cometidos. Algunos se pudrirán en la cárcel, otros se darán un tiro en la cabeza. A los dueños del país poco les importa.

3.

Al adversario no se le desprecia, se le respeta. Más aún cuando te vence. Alan García entendió la política como un asunto personal y nunca comprendió qué significaba administrar a un pueblo y lo que es la democracia. Dicen que fue un gran orador, pero no es cierto, fue un individuo que solo hablaba para ser escuchado y nunca para disertar, para llegar a un acuerdo. No sabía procesar lo que otros le decían. Era como un parlante parado en el medio de la plaza. No decía cosas sensatas, solo era retórica que tenía como objetivo buscar ser admirado. Jamás se escuchó de sus palabras una autocrítica salvo que esta escondiera alguna virtud.

El adversario te mide, te reta, busca tus puntos débiles para ponerlos a prueba. Es así que nos permite saber qué debemos mejorar y fortalecer. Ellos nos engrandecen y nos hacen más hábiles en nuestra labor. Aquél que no entiende eso, se vuelve necio y cae siempre en los mismos errores. No encuentra un valor en la lucha y la competencia porque siempre se corre del desafío.

Alan García siempre "compitió" cuando las condiciones estuvieron adecuadas para poder ganar. No quería preguntas incómodas, no deseaba tener cerca a gente que pudiera opacar su presencia. Es por eso que cuando no pudo vencer, enfrentando a la justicia como muchos lo hicieron, decidió renunciar e irse haciendo trampa. Un individuo así, cómo podría respetar a los adversarios si en realidad nunca enfrentó a uno en igualdad de condiciones. Por eso es comprensible su forma de despedirse. Algunos dicen que el suicidio no debe verse como un acto valiente o cobarde, pero esas palabras de despedida  en la que afirma que desprecia a sus adversarios, sí pueden calificarse como un acto de cobardía.

4.

Se duda del suicidio de Alan García. Ahora, en base a qué indicios se sustenta esta interrogante. ¿Alguna vez ha sucedido algo igual antes? ¿Con qué lo comparan? Dicen "qué extraño que hagan eso". ¿Cuál es su referente para decir eso? ¿Conocen el protocolo a seguir? ¿Cómo lo conocen? ¿Lo vieron en alguna película, CSI u otra serie? No caigamos en la angustia paranoica. Ya tenemos suficiente con los terraplanistas y con los antivacunas. Si alguna fuente seria da indicios de que existe una irregularidad, se podrá tomar en cuenta esa idea.

Basarse solamente en memes o imágenes en las redes sociales que no sabemos quiénes las escribieron para sustentar nuestro parecer, es como aquél que se convence que no llegamos a la Luna por los videos de Youtube.

5.

No era pena, melancolía o nostalgia lo que sentía por la muerte del político más influyente de los últimos años en el Perú.  Tantas veces acusado de corrupción y tantas veces huyendo de la justicia que uno se acostumbra a vivir en ascuas sobre lo que pasará con el villano y si al final recibirá su lección. Nos preguntamos sobre cómo será su caída y cómo será el impacto en este cuando reciba su castigo. Nunca pasará pues lo sacaron de la historia, de la serie, de la película sin pena ni gloria. Se me ha caído el cómic de la mano, el control remoto al suelo. Un decepcionante final. Y claro, la gente cree que está vivo, y como en toda película de Marvel, espera que en medio de los créditos finales apareciera la escena donde la mano del villano surja de debajo de la tierra. Porque no podemos creer que una fascinante historia como la del villano Alan tenga un desenlace tan malo.

6.


De todo se puede sacar lecciones hasta de la corrupción. Lo sucedido con el caso Odebrecht es una muestra de que quienes tienen el poder siempre ganan y en ese proceso de consolidar su hegemonía, usan y tiran a quienes los ayudaron en tal fin.
Los políticos son esas piezas de recambio que son comprados con unos cuantos morlacos a cambio de grandes ganancias. ¿Cuál es el balance de las operaciones de la transnacional? Si bien Marcelo Odebrecht pasará 19 años en prisión, saldrá a los 67 años, dos años menos que Alan antes de darse un tiro. Jorge Barata, el representante de esa empresa en Perú y principal coimero, ha sido excluido del caso a cambio de que cante todo lo que sabe. La empresa tendrá que pagar indemnización, pero se mantiene firme en sus negocios y cuidando el patrimonio de la familia Odebrecht. Y qué hay de la clase política peruana que recibió sus coimas. Un expresidente en cuidados intensivos que quizás pase sus últimos años de vida en prisión, uno muerto por propia mano y otros en proceso de ser encarcelados por muchos años. ¿A cambio de qué? de unos dólares que se acabarán con el tiempo. Un puñado de monedas ridículas al lado de lo que ayudaron a ganar a la transnacional.
Odebrecht seguirá ondeando su bandera sobre las nuevas licitaciones que ganarán en el futuro y nuestros políticos corruptos la verán flamear en todo lo alto a través de las rejas de una prisión.


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